Parte Veinticinco.

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El ventanal del cuarto de Lali mostraba una imagen soñada: Madrid nevado. La película en pausa, su sonrisa reflejada en la pantalla, celular en mano y él, del otro lado.
No entendía muy bien porque se sentía tan desanimada, tal vez por el clima o porque era domingo, pero si hay algo que le hacía falta en este momento, sin lugar a dudas, era un mensaje o una señal de él después de tantos días.

Estaba por buscar algo a la cocina, pero ya no le interesaba demasiado. Puso las almohadas para quedar sentada en la cama y volvió a taparse.

Notó que su mensaje llegó hacía una hora y cuarenta minutos.

- ¡Hola Piti! Acá ando, ¡soportando el encierro! ¿Vos cómo estás?

Si hay algo que odia es que le contesten tarde cuando manda un mensaje, entonces lejos de esperar un minuto más, aclaró la situación. Abrió el teclado del celular nuevamente.

- Sorry que te contesté recién, capaz estás durmiendo, pero tenía el celular en silencio.

Bueno, ahora sí: situación aclarada, al menos en su cabeza. Lo único que necesitaba era que Peter le responda rápidamente ese mensaje. Tenía muchas ganas de hablar con él.

Peter estaba en un momento de tranquilidad en Bariloche, sus amigos decidieron salir y él se quedó estudiando solo en la cabaña, ya que en unos días tenía que viajar al Norte del país para grabar un par de escenas.
Entre el silencio, la oscuridad y la soledad sintió que tenía que hablarle. ¿Si la extraña? Claro, pero no es novedad.

Él tuvo algo a favor después del encuentro que tuvieron en Buenos Aires, fue estar en un lugar hermoso compartiendo con amigos, con un millón y medio de planes para hacer, era la estrategia perfecta para evitar pensar en ella o al menos hacer un balance de lo que pasó.

Ella, en ese sentido corría con desventaja, ya que no solo tuvo que despedirse de los suyos, sino que tuvo que volver a Madrid para continuar con las grabaciones de la serie, y... para colmo, fue sorprendida con un temporal realmente preocupante.

La primera semana de su vuelta se quedó atascada en el tránsito a causa de la nieve por más de diez horas con dos compañeros de elenco. Al principio fue divertido, después fue un poco desesperante y luego, esas últimas horas fueron realmente angustiantes.
De repente te ves encerrada en un auto, con nieve tapándote alrededor, no podes ir al baño, no podes comer ni beber nada. Se sintió completamente angustiada, y parte de esa angustia le queda hoy, dos días después. Días en los que no pudo salir de las cuatro paredes de su departamento.

Ambos tenían la misma sensación; Una vez más querían borrar de su mente lo que hicieron aquella noche, no querían sentir, pensar ni analizar. Pero, a veces el corazón y la cabeza se ponen de acuerdo para que esas imágenes se repitan una y otra vez.
Claro que para cualquiera fue un polvo y ya, una noche para sacarse las ganas y listo... pero para ellos no.

Lali esperaba ansiosa en su cama, quería hablar con él. Estaba contenta por no haber sido ella la que encaró la charla, ya que esta vez Peter le habló primero.
Pasó media hora de ese momento, así que un tanto resignada decidió ir a la cocina en busca de algo para comer, más angustiada que antes, claro.

Estaba en la cocina comiéndose un paquete de papas fritas con una cerveza cuando, finalmente, sonó su celular. Corrió hacia el dispositivo con las manos aceitosas y se fijó rápidamente si era Peter, y sí.

- ¡La, estamos desencontrados! Que ironía, ¿no? Jajaja. Capaz ya te dormiste. No te preocupes, quería saber cómo estabas. Vi un par de historias que subiste el otro día... -escribió todo en el mismo globito del chat.

- ¡Acá estoy! Es verdad. ¿Qué estás haciendo?

- Nada, disfrutando un poco de la soledad. -escribió junto a un emoji de risa.

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora