Parte Doce.

1.5K 91 68
                                    

Fines de 2010. Estudios Pampa. Estábamos terminando de grabar las últimas escenas de la cuarta temporada de Casi Ángeles. Hace un tiempo había finalizado la relación con Peter, y hace un par de semanas había empezado algo con otro compañero de la misma tira. Aunque aún no era nada serio ni formal, estábamos probando que nos pasaba, siempre respetando el lugar de trabajo.
Empezamos a notar que había cierta química entre nosotros, a mí me divertía muchísimo y me parecía muy atrapante el lado musical que él tenía. Pero como yo estuve de novia con Peter tratábamos de ser prudentes.

Mi relación con Peter terminó en buenos términos, con una sensación rara, con un dolor y angustia enorme, pero no dejábamos de ser compañeros de trabajo. Cuando decidimos ponerle fin a la relación todavía nos quedaban un par de meses trabajando juntos, aunque ambos sabemos que esto va a continuar el año que viene en proyectos que nos siguen uniendo.
En fin, nos veíamos y saludábamos pero todo era un tanto incómodo, sobre todo porque él sabía que yo estaba en algo con un compañero.

Además de esa incomodidad, últimamente a mí me generaba angustia estar o hablar con Pitt, por más de que se haga el fuerte y sea una persona completamente profesional, sabía por amigos en común, y porque lo veía en sus ojos, que él no estaba bien, podía notar ese dolor o angustia. Y a mí realmente me hacía mal saber que la generadora de eso era yo, nada más y nada menos. 
También se mezclaba un poco el final de un programa que nos había dado tanto, fueron cuatro años hermosos, llenos de aprendizajes… pero esa mezcla me hacía llorar en el camarín al finalizar cada escena que compartía con él.
Notaba la distancia, notaba su dolor y notaba que nos seguíamos despidiendo.

Hubo una escena puntual en que no pude disimular la angustia, el director no decía “corte” y yo no pude terminar de decir la letra. Era una escena que además de ser una de las más importantes de los personajes, era la última que compartíamos solos.
Paz le dice a Mar que está embarazada y ella en un ataque de llanto le pregunta a Thiago si es confiable y no hace falta que se haga otra prueba. Cuando se convence con la respuesta, ella le pide que paren con los viajes locos y las misiones proponiéndole que sólo piensen en ellos tres.

“… y sigamos enamorados”.
“Te amo”.

Ese fue el diálogo que me desestabilizó por completo, ese “te amo” de Peter tan sentido, tan real y mirándome con los ojos llenos de lágrimas me hizo caer en una angustia interminable.
Realmente no pude terminar de decir la letra, miré para abajo porque no podía sostener esa mirada de ojos tristes y cejas arrugadas.

Peter entendió al instante lo que me pasaba y siguió con el guión dándome un beso. Un beso que no fue de Mar y Thiago, fue un beso de despedida, un beso con dolor y angustia, un beso nuestro.
Llorábamos los dos y seguíamos abrazados después terminar la escena.

Nos encontrábamos los dos muertos de amor y tristeza entre la penumbra del set de grabación. Dolía amarnos tanto.

Con ese te amo me vinieron miles de recuerdos, desde la primera vez que me lo dijo, desde nuestra primera vez y todo ese recuerdo hermoso y único, desde la primera pelea hasta la última vez que hicimos el amor.
El te amo acompañado de recuerdos de viajes compartidos, de mensajes y cartas cuando éramos unos niños, un te amo con una historia atrás de muchos años. Un te amo que no escuchaba hace mucho e hizo que me rompa en mil pedazos.
Me hizo preguntarme y analizar si realmente lo nuestro se había terminado, si realmente no lo amaba más, sino lo extrañaba. Un te amo que dejaba un millón de preguntas sin respuestas.

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora