Parte Treinta y seis.

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Qué fantástica es esa especie de energía o química que hay entre dos personas, que con el solo hecho de juntarse o al menos mirarse, ya pueden entenderse a la perfección.
Los cuerpos tienen memoria, y ni hablar de estos que se conocen hace tanto. El ABC del disfrute en todas sus variantes.

Terminaron sonrientes, placenteros y un poco cansados. Aunque la consigna fue clara: veinticuatro horas free, ellos empezaron por lo que más necesitaban: sentirse, tenerse y disfrutarse. Lo que tenían y tienen pendiente es la cuota de amor y cursilería que siempre prefieren callar. Veremos si en este tiempo limitado terminan animándose a romper ese silencio que los atraviesa.

Mientras se estaban comenzando a aclimatar en esta especie de espacio libre, se sentaron a tomar mates en el balcón. Tenían tanta libertad acordada por común acuerdo, que no sabían muy bien qué hacer, es que cuando te ponen una condición la cosa se empieza a trabar, pero la idea era justamente todo lo contrario; ser naturales y reales.

Entre mate y mate hablaron de ACTA, que después de todo era lo que los llevó a este encuentro. Peter hablaba tan apasionado de todo lo que estaban craneando con Gastón que ella no hacía nada más que mirarlo y sentirse orgullosa.

Los dos se encontraban descalzos, Lali se puso su buzo porque empezaba a refrescar, detrás de ellos se veía el hermoso atardecer frente al lago, claro que artificial, pero todo no se puede.
Música tranqui de fondo, Lali sin preocuparse por el pelo, las uñas ni nada, estaba completamente en la sintonía de él.
Peter era el encargado de cebar el mate, mientras ella tomó la decisión de apagar el celular. Lo mejor que pudo haber hecho.

Miraban alrededor, el paisaje y el departamento, pero cada tanto aparecía ese encuentro de miradas de siempre que se adueña de ellos.

De repente el mate quedó en la mesa y Peter se armó un cigarro, Lali automáticamente le clavó la mirada y miró el proceso hasta que finalmente lo encendió y le dio una gran pitada.

- Sos tan sexy fumando. -le escupió y él sonrió- De verdad, no te das una idea.

Mientras ella aclaraba con caras exageradas cuán sexy es él con un cigarro en la boca, acercó su pequeño sillón al lado del de Peter.

- ¿Me convidas? -él sonrió y le acercó el cigarro para que ella lo agarré, sin decir una palabra.

Él la miró en todo el recorrido, mientras ella completamente consciente de estar siendo observada se hizo la sexy a más no poder. Terminó de dar la primera pitada y mientras largaba el humo lo miró.

- Vos no te quedas atrás, eh. -le dijo él muy cerca de su boca.

Automáticamente ella se acercó para acortar la distancia y comerle la boca. Estaban así, en esa sintonía... solo ellos dos.

- No puede ser que me gustes tanto boludo. -dijo ella al despegarse, mirándole la boca.

- Sos hermosa. -negó con la cabeza y volvió a besarla.

De a poquito y sin apuro empezaban a ser ellos. Terminaron el cigarro y el atardecer se apagó para dar comienzo a la noche.
Peter puso música y automáticamente se acercó a la cocina. Lali estaba en el cuarto buscando cosas de su bolso y levantó la cabeza al escuchar la canción de "The Kooks" que había puesto. Todo era un volver a vivir y ambos entendían esos códigos, eran de ellos.

- No se te escapa ningún detalle a vos eh. -dijo saliendo del cuarto.

- Y bueno, son cosas que suman. ¿No? -sonrió mientras se miraban.

- Sabes que me hace acordar a tu auto, creo que era el único CD que tenías. -carcajearon los dos.

- El único no, pero el primero que puse seguro. -sonrió mientras terminaba de enjuagar el mate.

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora