Parte Treinta y siete.

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La salida del sol del sábado 10 de abril anunciaba el inicio del día.
Lugar: departamentito de Nordelta, donde pudieron por fin dejar los peros detrás de la puerta y disfrutarse un poco, como deseaban hace bastante.

Las cosas eran complicadas pero, en realidad, ellos las hacen complicadas. Es que ninguno de los dos se anima a ceder un poco. Están empeñados en intentar terminar, soltar o superar eso que hay entre ellos, sin embargo el destino se los refriega en sus caras constantemente.

Minimizan el sufrimiento que les causa cada una de las despedidas que llega después de cada encuentro. La verdad es que son dos idiotas con respecto al amor y al disfrute. Ambos tienen un discurso muy bueno y creíble a la hora de dar entrevistas o bajar línea con respecto al tema. Pero chicos, del dicho al hecho hay un largo trecho... un largo trecho.

No saben muy bien dónde están parados, intentan y disfrutan, claro que sí, pero ¿cómo puede que después de tantos años siga existiendo este contacto tan natural entre dos personas? ¿Por qué tienen que pensar y analizar tanto a la hora de dar un simple like o dar una respuesta públicamente? ¿Cómo puede ser que después de tanto tiempo siga existiendo este cariño único que hay entre ellos, si hasta se han dejado de hablar por años? Ni idea, es un caso único.

Ojalá en algún momento se decidan y empiecen a manejar los hilos de esta faceta que les cuesta tanto admitir y al fin puedan disfrutar sin escondites, sin tiempo límite y sin tantos "peros". Con intentar no se pierde nada, ¿no?

En fin, Lali seguía durmiendo en la cama del departamento y Peter estaba lavándose los dientes en el baño del mismo. Claro que al mínimo ruido ella abrió los ojos instantáneamente, ya que había descansado muy bien como hace mucho no le pasaba. Despertarse y seguir con el celular apagado no era algo que pueda disfrutar todos los días, pero esta vez se pudo dar el gusto.

Peter por su parte, se había despertado primero pero permaneció un rato en la cama para no despertarla a ella, hasta que no aguantó más y se levantó. Él fue quien encaró esta propuesta que fue realmente improvisada, aunque en ningún momento tuvo en cuenta la parte que se acercaba: otra despedida.

Rápidamente se puso un short y un buzo, y fue hacia la cocina a servirse un vaso de agua. Mientras ella aprovechó para pasar por el baño. No olvidaba la propuesta que había hecho ayer: tenía que preparar el desayuno.

Peter estaba mirando la pantalla de su celular y Lali llegó por detrás para asustarlo, muy típico en ella.

- Buen día. -le dijo ella mientras carcajeaba y lo abrazaba.

- Sos el diablo boluda. -reía también abrazándola. Un minuto después se miraron. -Buen día La.

Dos sonrisas hermosas, las miradas cómplices y, claro que en menos de un segundo ambos volvían a ponerse en la misma sintonía, sin pensar en nada más que en el aquí y ahora. Un beso para cerrar la situación, por supuesto.

Lali con una remera grande, de dudosa procedencia y con los pelos rubios descontrolados. Peter con un short blanco deportivo y un buzo negro con capucha. Ambos en patas, con las caras hinchadas de dormidos y las voces roncas, sin importarles absolutamente nada.
Ellos, los de siempre.

- Casi pido unas medialunas. -él provocándola.

- Pero ¡por favor! Cuando prometo cumplo querido. -alejándose rápido de él para empezar a buscar los ingredientes.

- ¿Sí? -con tono dubitativo.

- Por supuesto. Ahora andate para otro lado porque si me miras me vas a meter presión y no puedo.

- ¿Es joda? -mirándola tentado de risa.

- No, te juro. Aparte me vas a estar juzgando... -lo miró haciéndose la ofendida.

Puntos SuspensivosOnde histórias criam vida. Descubra agora