Parte Cinco.

1.4K 91 24
                                    

Lali estaba en unos de esos días incómodos, si bien estaba en uno de los momentos más importantes de su carrera, estaba sola en Madrid distanciada de toda su familia y amigos. Notaba un poco de angustia y no tenía temor de sentarse a llorar un rato en el sillón de su departamento.

Agosto se convirtió en un mes interminable, la pandemia eterna hacía difícil el presente de cada uno de nosotros, rebrotes en muchos lugares de España, cuidados extremos y cero posibilidades de viajes o visita de su novio o familia.
Se sentía confundida, cansada y un poco perdida.

Peter, en cambio, aprovechaba la cuarentena para hacer cosas que tenía ganas de hacer pero por falta de tiempo no lograba. ACTA era algo que le ocupaba mucho tiempo, entre reuniones, notas e ideas. Pero también dedicar un tiempo para leer, escribir y estar en la casa. Este mes tuvo la excelente noticia que estaban esperando hace rato; la serie que tuvieron que cortar por la cuarentena retomaría el rodaje en octubre de este año. Aunque por ahora no hay nada seguro, y de un día para el otro cambia todo, tenía la esperanza de volver a pararse frente a una cámara este año.

Pese a todo, ACTA es un tren que está recién arrancando y no se abandona. Los objetivos eran claros, y de seguro ni él, ni Gastón pararían hasta cambiar un poco la situación de los artistas argentinos.

Con respecto a ellos dos, todo estaba cada vez más confuso. Lali tenía una especie de amor- odio con Peter, entendía a la perfección que algo le pasaba cuando llegaba un mensaje de él o se cruzaban en Zoom, pero no sabía muy bien. A lo mejor cariño, nostalgia o a lo mejor lo extrañaba, pero la última opción no tenía mucho sentido, en Buenos Aires no volvieron a tener esta cotidianeidad desde aquellos años donde estaban juntos.
Y Peter... el eterno enamorado pero con los pies en la tierra, estaba solo y no se hacía demasiado la cabeza, podría notar lo mismo que sentía Lali, pero no estaba seguro de eso. Tampoco le interesaba hacerse falsas ilusiones. Estaba abierto al amor, siempre.

- ¿Cómo andas Pitt? -escribió.

- Bien, ¿vos? -contestó sorprendido.

- Todo bien, por suerte. ¿Cómo la pasaste ayer? -se animó a preguntar.

- Re bien, sumergido en este contexto de mierda. Pero fui a visitar a mi familia.

- ¡Qué envidia! No sabes cómo extraño, ya no aguanto más -junto a un emoji de llanto.

- Estás medio deprimida, ¿no?

- Re -la verdad es que estaba llorando en el mismo sillón que antes, y no sabía ni ella porque le había hablado.

- Tranquila La, no pienses, disfruta el momento de estar allá, es una oportunidad maravillosa.

- Si, lo sé, pero hay días que me cuesta más. Tengo unas ganas de subirme a un avión y dejar todo.

- No ¡te vas a arrepentir! Deja que pase el tiempo, cuando nos queramos acordar se pasó el año.

- Sí, es verdad. Pero bueno. ¿Qué se siente tener treinta años? -emoji de risa, aunque ella seguía llorando.

- Y... es un numerito nuevo, da miedo. Pero la verdad que no pienso mucho en eso. ¿Pudiste leer el mail que te mandé con las novedades? -siempre volvía al único tema que los unía.

- Sí, sí. Coincido en todo, no te contesté porque pensaba hablar por este medio.

- No hay drama. Y con respecto a las chicas, ya hablé con ellas. No fue un momento agradable, me disculpo por ellas, ya que soy el Vice jajaja -leyó ese mensaje y sonrió.

- No cambias más Pitt, sos tan bueno. No te hagas problema, es entendible la situación. Espero poder coordinar alguna nota esta semana.

- Dale, avísame y cualquier cosa te acompaño, o vemos con quien vas. -sonrió nuevamente, aunque Peter hablaba muy en serio.

Puntos SuspensivosWhere stories live. Discover now