Parte Seis.

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De pronto el mes de septiembre inició para todo el mundo, aunque el año pasaba, el contexto seguía siendo muy similar. En Argentina los casos de contagio habían llegado a su record y sin embargo, todo seguía como si nada.

Peter seguía cuidándose aunque con un poco más de libertad: salía a comprar, se juntaba con familia y algún que otro amigo, cumpliendo con el protocolo a rajatabla.

Lali harta de estar encerrada en su departamento en los momentos libres había comenzado a salir con dos amigos a pasear o mínimamente se juntaba a cenar.
En fin, continuaban sus vidas normalmente o con esta nueva normalidad.

En los últimos días de agosto ella empezó a notar que la relación con su novio no daba para más, sentía que ya no tenía sentido estar esperando algo que no va a pasar, al menos no por ahora, porque llevan meses separados y faltan muchos más. La onda no era la misma cada vez que hablaban, la relación estaba estática y un tanto desgastada. Más allá de que es súper difícil sostener una relación a distancia, llega un punto necesitas reencontrarte con tu pareja físicamente, y esto no iba a suceder... entonces quedaban dos opciones: abrir la relación o finalizarla. A Lali no le gustaban ninguna de las dos, pero la propuesta de su novio estaba vigente en cada videollamada que hacían, a modo de chiste tal vez, pero estaba. La tenía un tanto preocupada y angustiada, pero la vorágine laboral era tal, que seguía la rutina lo más normal posible.
Se sentía un poco ignorada por él, nunca fue muy expresivo ni demostrativo, y a distancia todo se multiplicaba.

Misteriosamente, el que sí estaba presente en varias situaciones de angustia era su ex, Peter, su primer amor. Apareció pocas veces éstas últimas semanas, pero cada vez que lo hizo, sin tener idea, fue en uno de esos momentos de angustias e inseguridades de Lali. Tal vez lo intuía, tal vez conocía que estaba sola en España con horarios diferentes, y conocía "algo" de esta profesión que te lleva a sentirte de un momento al otro, una estrella espectacular a estar en tu casa con una soledad impresionante.

La realidad es que Peter pensaba en ella y en la situación que estaba atravesando alejada de todo y todos. También conoce lo familiera que es, en eso se parecen mucho y siempre lo hicieron, la compañía familiar para ellos es sumamente importante. Entonces cada tanto le enviaba un mensajito corto y sin mucho contenido, pero acompañándola a miles de kilómetros y después de tantos años. Ella no hacía otra cosa más que sonreír y realmente podía palmar ese amor comprimido en un mensaje por WhatsApp.

- ¿Cómo va La? ¿Todo bien por ahí? -escribió desde la cama de su hogar.

- ¡Hola Pitt! -su sonrisa reflejada en la pantalla del celular- Si, con unos quilombos, pero por suerte mejor de ánimo. ¿Vos?

- ¿Te puedo ayudar en algo? -un tanto intrigado por esos "quilombos".

- Nada, tenía un feat en un tema con un flaco de acá y resulta ser que cuando todo estaba encaminado, estábamos reunidos de hecho y de repente por twitter me empezaron a mandar que tenía denuncias... -le terminó de contar- Y nada, un bajón porque ya estaba casi todo listo. -finalizó.

- Bueno tranquila, nada que no se pueda solucionar. Peor hubiese sido haber actuado tarde, ¿no? Zafaste del escracho. -siempre mirando el vaso medio lleno.

- Sí, eso sí, pero bueno es retroceder un paso. -escribió un tanto desanimada.

- Tranqui, ¡seguro vienen cosas mejores! -ella sonrió al leer.

- Ojo, no me lo digas dos veces, que terminamos haciendo un tema lento juntos, ¿qué tenes que hacer el mes que viene? -bromeó y sonrieron los dos al leer el mensaje.

- Ahh, estás re loca. ¿Sabes hace cuánto que no canto? -escribió divertido.

- ¿Y sabes lo loco que nos pueden llegar a volver en redes? -era cierto.

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora