Capítulo 49 ✓

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A M E L I A

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A M E L I A

Mis ojos se mantenían postrados en las pequeñas gotas de sangre que caían en el suelo, por instinto toqué mi labio inferior, el sabor metálico de la sangre se entrelazaba con mi lengua regresándome a la realidad en la que me encontraba; la realidad en la cual todo había caído en picada.

Escuchaba los pasos inquietantes afuera de la habitación, meses atrás me hubiera acercado a la puerta, con la esperanza de saber algo que me sirviera para salir de ese horroroso lugar, pero para ese momento estaba consciente de que no me serviría de nada el acercarme a la puerta, cuando todo lo que estaban planeando ya lo sabía.

Suspiré, esperando que llegara el día para reencontrarme con mi querida hija, nunca habíamos estado separadas tanto tiempo. ¿Cómo estará, con quienes estará? Eran preguntas que rondaban en mi cabeza todo el tiempo.

Aunque sabía que estaba con John, eso no apaciguaba mi angustia.

Desde los comienzo de mi adolescencia supe que la relación con mi hermano iba a desaparecer, a pesar de mi motivación para seguir tratándonos y sacarlo del mundo delictivo, nunca lo logré. Durante años lo defendí, le cubrí huellas asquerosas, la poca familia que teníamos —basándose en nuestra madre— dejó de tratarme por tenerlo en un pedestal, creyendo que con esas cosas iba a darse cuenta que habían personas que lo amaban y querían ayudarlo.

¿Qué gané con eso? Llanto y sufrimiento.

Aunque, quizás lo merecía.

Quizás desde los inicios de mi existencia merecía todo lo que me iba a pasar.

Y mantuve ese pensamiento, hasta que conocí a Finn.

—Veo que no eres mucho de hablar, pero no importa, hablaré por ambos con tal de verte sonreír. —alzó su copa, mientras me regalaba una mirada amigable que me hizo sentir comoda.

Le sonreí con amabilidad, sin saber que ese era el comienzo de mi nueva vida. Ese hombre me salvó, sin duda alguna.

Unas cuantas lágrimas se me salieron, que irónico que el me salvó la vida, y yo fui la que terminé con la suya.

Después de rehacer mi vida, me prometí cortar cualquier lazo que me relacionara con John Mackenzie, porque no quería volver a revivir mi pasado y mucho menos tener que explicarle a Finn que mi hermano era el narcotraficante que estaba en las primeras filas de los más buscados.

Algunos días, en la noche mientras el insomnio me ganaba, me preguntaba cómo había logrado escapar de dicha vida; de las drogas, el alcohol, la podredumbre que infectaba cada parte de mi ser. Lo creí imposible, a decir verdad, pero haber convivido con delincuentes, me hizo aprender algunas cosas sobre documentación e identidades falsas.

Así, luego de muchos papeleos logré convertirme en Amelia Moon, y al conocer a Finn supe que todo iba a mejorar en mi vida.

Y esas palabras tomaron sentido cuando Abril nació.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now