Capítulo 50 ✓

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C A M E R O N

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C A M E R O N

Golpeé con frustración el volante un par de veces, sentía como el enojo y la frustración se colapsaba dentro de mí cabeza, y temía por hacerle daño a alguien.

—Bro, tienes que calmarte.

—Cállate, niño. —murmuré con enojo.

—No me voy a callar hasta que te calmes, no tanto porque me hagas daño a mí, pero el pobre volante no te ha hecho nada para que descargues tu enojo con él. —dijo a través del teléfono, todos acordamos hacer una llamada grupal y encender el altavoz para estar al tanto de cualquier inconveniente.

Apreté el volante, mis nudillos se volvieron blancos en segundos. Conté hasta diez mentalmente para no salir del auto y golpearlo muy fuerte en el rostro.

—Nunca me dijiste que habías trabajado como domador de leones, Mairus. —la voz irritante de Lorenzo hizo que abriera los ojos.

—¡Cállate la maldita Lorenzo! —grité al aparato—Te juro que no estoy de humor para tus comentarios patéticos de egocentrismo y superioridad. —me reincorporé de nuevo en el asiento—¡Esto es una mierda! —golpeé nuevamente el volante—¡Cinco malditos días dando vueltas en este jodido auto y no tenemos una maldita ubicación!

—Bendita sea la hora de que vayas al cielo y Dios te perdone todas las veces que maldijiste en esa oración. —comentó Emerik risueño, quien no había articulado palabras hasta ahora.

Gruñí exasperado, dejando caer la frente en el volante que, claro está, no tenía la culpa de nada. Pero justificando mis actitudes, puedo decir que estuve cinco días fuera de la casa de Mairus, viajando sin descanso a los lugares que el grandísimo hijo de...

—¿Estás insultando mentalmente, Twist? —preguntó incrédulo el niño.

Dudé en responder—. Puede que sí.

—Esto es increíble. —bufó enojado—Entiendo que estés totalmente molesto, Cameron. Pero esa actitud solo te va a cegar de una salida rápida y eficaz, y te necesitamos activo.

Se escuchó interferencia, pero lo había escuchado bien. Después de un par de segundos equilibrando mi respiración, asentí con la cabeza dándole la razón a Mairus, no podía tener una de mis crisis de hace meses, no podía permitir que el enojo se apoderara de mi.

—Creo que deberíamos considerar torturarlo hasta que hable. —comentó Emerik con cautela.

—¿Más torturas? —preguntó el niño,— ¡Deténganse a mirarlo! Seguro que parece un aguacate aplastado. —exclamó haciendo que su voz resonara en el auto—Desde aquí puedo ver el hilo de sangre que recorre su cara.

Volteé a observarlo, el cuerpo de Connor estaba atado de manos y pies mientras su cabeza estaba recargada en el vidrio trasero del auto, tenía muchos moretones en el rostro así como también en el cuerpo, débilmente podíamos reconocerlo gracias a... bueno, nuestra sutil manera de sacarle información.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now