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TERMINADA → Primer libro de la Trilogía Pasado
Soberbio, egocéntrico, problemático y encantador eran las palabras con las que Cameron Twist era descrito por la mayoría de las p...
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Nos acercamos hacia el enfrentamiento y Cameron comenzó a disparar. Uno de los hombres se acercó para golpearme, lo empujé con mi pierna dándole oportunidad que se tambaleara para que Cameron lo golpeara fuertemente en el rostro, cuando estuvo lo suficientemente debilitado le disparé en una pierna.
Muchos hombres se comenzaron a acercar, rodeándonos. Traté de esquivarlos con agilidad, pero la verdad es que no era una experta. En realidad, no sé qué era lo que estaba haciendo, pretendía parecerme a Scarlett Johansson y ni siquiera podía soportar el dolor punzante de mis piernas.
—Eh...Cameron. —dije asustada, alcé mi pistola hacia uno de ellos.
—Pega tu espalda a la mía. —ordenó.
Hice caso en el acto, pegamos nuestras espaldas en el momento preciso que los hombres llegaron hasta nosotros comenzamos a disparar. Uno se acercó demasiado a mí, pero antes de que lograra arrebatarme el arma disparé dos veces, haciendo que su cuerpo quedara tendido en el suelo.
Disparos, casquillos cayéndose, el sonido de los escudos de dicho grupo táctico golpeando el frío suelo era un recordatorio constante de ese día. Pero, sobre todo, no creo poder sacar jamás de mi mente el que estaba compartiendo ese momento —inusual— con Cameron.
Lo escuché gruñir y como aún manteníamos las manos entrelazadas, hizo un movimiento hacia adelante que me tambaleo un poco.
—Carajo, ¡muérete de una vez! —exclamó enojado disparándole varias veces al hombre en el suelo.
—¡Ya no tienes escapatoria, Rodríguez! —exclamó uno de los oficiales con pasamontañas, el que tenía las siglas en el chaleco—Todo tu equipo está muerto.
Volteamos por todos lados, era cierto. Aunque algunos cuerpos tenían uniformes totalmente negros y pasamontañas, los demás eran trabajadores de Rodríguez.
Estaba perdido y acabado.
Su mirada oscura y penetrante había desaparecido, ahora solo tenía sus ojos transmitiendo desesperación.
—...Así que, suelta el arma y levanta las manos. —ordenó con rudeza el chico.
El hombre canoso pero que ni en siglos se confundiría con una persona de mediana edad tragó saliva, pero no se veía para nada nervioso. ¿Qué estaba esperando? ¿Qué estaban esperando ellos, que escapara?
Lo siguiente que pasó, todavía es algo que no he superado.
Con rapidez, Ethan tomó del cuello a la primera persona que vio. Enredó su brazo entre el cuello de Williams y le apuntó con el arma a la cabeza.
—¡Will! —grité asustada mientras trataba de correr hacia ellos, unos brazos fuertes me lo impidieron— ¡Suéltame, Cameron! ¡Joder!
—¡Suelta al chico, Rodríguez! —todos los oficiales, contando a los chicos le apuntaron con sus armas—No tienes por qué hacer esto.
