Capítulo 34 ✓

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C A M E R O N

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C A M E R O N

—¿A qué le tienes miedo?

A enamorarme locamente de ti, pelirroja.

A entrar a tu vida como un huracán, lleno de problemas, de secretos, de demonios que me persiguen por mi pasado. De llenar tu aura de oscuridad, de hacerte daño por lo que soy.

Primero me mato yo, antes de ver que sueltes una lágrima por un error de mi parte.

Sin embargo, no pude decir nada de eso, suspiré pesadamente con las únicas palabras que pude soltar.

—Haces las preguntas equivocadas, Abril. —mi pecho se desestabilizó, mi corazón quería salir y pegarme una bofetada—Ese tema lo dejamos enterrado en la habitación del hospital, y así se quedará. —tragué saliva—Es lo mejor para todos.

La imagen de sus ojos llenos de decepción al oír lo último todavía rondaba en mi cabeza. Ella no se merecía a alguien como yo, no entiendo porque seguía enfrascada en tratar de mantener una buena relación conmigo.

¿Es que no te das cuenta que lo único que intento es protegerte, niña?

¿No te das cuenta que las reglas son importantes por eso, para evitar hacerte daño?

Ella era tan buena, tan fuera de este mundo. Observar cómo miraba al hombre llamado Marco con amabilidad, asegurando que todo saldría bien sin siquiera conocerlo creo que fue lo que hizo que todo explotara en mi interior.

No puedo sacarla de mi cabeza, maldición.

Y estaba tan concentrado en el desorden mental que tenía en esos momentos, que no me di cuenta cuando caminé en dirección a su habitación, y abrí la puerta sin aviso.

Lo primero que vi fue su cabello, cayendo algunos mechones en su rostro mientras este se encontraba acurrucado en el pecho de Williams. Alcé la mirada hacia él, tragué saliva al mirarlo con un semblante serio.

—Deja tus celos, Twist. —reclamó en susurro—¿Ahora qué quieres?

No sabía qué decir—. Yo... no sé. —me rasqué la nuca—Solo quería saber como estaba.

—¡Pues ya ves que,—calló cuando observamos como Abril se removía a su lado haciendo una mueca, luego volvió a mirarme—Ya ves que no está bien, se durmió llorando, Cameron.

Tragué saliva, una presión en el pecho se hizo presente dándome a entender que algo malo pasaba conmigo, y ya era inevitable negarlo.

Suspiré resignado.

—Soy un idiota.

Negó con la cabeza—. Eres el peor idiota del mundo, pero aun así, ella esta enamorada de ti. —soltó con brusquedad, desviando la mirada mientras acariciaba el cabello de la pelirroja.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now