Capítulo 23 ✓

2.5K 186 54
                                    

Sentí como mi pierna subía y bajaba por el movimiento constante de mi pie en el suelo, pero mi mente estaba en otra parte

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Sentí como mi pierna subía y bajaba por el movimiento constante de mi pie en el suelo, pero mi mente estaba en otra parte.

Hace horas que Cameron salió de la mansión dando un portazo, siendo sincera creí que solo era cuestión de minutos para que regresara con su cigarro en la mano y su chaqueta de cuero en la otra. Hasta observé por la ventana de mi habitación con disimulo, pero al darme cuenta que no había ningún rastro de él, comencé a preocuparme.

Nunca pensé que actuaría como novio celoso y saliera con sus malcriadeces, porque no somos pareja y no tiene derecho de reclamar con quien puedo hablar y con quien no.

Pero es donde me pongo a pensar, si hace minutos quería matarlo por el enojo que tenía dentro de mi. ¿Por qué ahora quiero salir a buscarlo?

Ni tú misma te entiendes Abril.

Una presión en la cabeza me sacó de mi trance, tenía una migraña nada normal. No iba a pedir alguna pastilla o calmante para eso, todavía no tenía esa confianza con las personas de este lugar. Aunque si, los muchachos han sido muy agradables y consideramos conmigo a causa de la situación, ¿Quién me certifica que no puede salir algo mal si doy mi brazo a torcer?

Sabía que aunque me doliera o no quisiera admitirlo, la única persona que no me haría daño es Cameron, y por esa misma razón me preocupaba el hecho de que no regresara.

Espera, ¿qué estoy diciendo? No lo necesito, si se quiso ir fue decisión propia y no puedo hacer nada para que cambie de opinión, no tiene ningún lazo afectivo conmigo que le oponga quedarse. Por otro lado, tengo la confianza de mi tío, que se que hará cualquier cosa que esté a su disposición para rescatar a mi madre y mantenerme a salvo.

Asentí con la cabeza, afirmando mis últimas palabras para quedarme más tranquila. Mire por encima del hombro la pistola que se encontraba en medio de la cama, era la que Cameron me había dado esa noche y desde ese momento siempre la cargo conmigo.

No sería mala idea despejar la mente, pensé.

La agarré y salí de la habitación en dirección al gimnasio, siempre escucho a los muchachos decir que cuando están muy estresados o algo los tiene muy agobiados vienen al gimnasio y descargan sus emociones en el polígono de tiro —increíblemente improvisado, ya que se parece a los de la televisión— donde pueden durar horas.

Yo no comprendía cuando hablaban de eso, en realidad no le veía la ciencia descargar tu enojo o tristeza disparando a una silueta negra hasta que se acabaran las balas, pero ahora, con tantas cosas en mi mente no parece una mala idea.

Me posicioné en la barra que separaba el polígono de mi persona, relaje mi cuerpo como Cameron me dijo en su momento y alcé la pistola quedando de frente a la silueta, cerré mis ojos, olvidando por completo donde me encontraba, teniendo contacto solamente con el arma y yo. Pero inesperadamente la imagen del rubio detrás de mí, agarrando mis manos con las suyas y apuntando a la silueta apareció fugazmente en mi mente, desconcentrandome.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now