Extra ✓

2.2K 166 21
                                    

L O R E N Z O

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

L O R E N Z O

Tragué saliva al ver como cerraba la puerta con fuerza y luego pasaba por mi lado rápidamente, revisó unos papeles que mantenía desorganizados en su escritorio y se sentó, pero sin dirigirme la mirada. Estaba molesto, que digo molesto, su rostro estaba rojo, como si fuera a explotar.

Aunque ya estaba acostumbrado a sus repentinos arranques de ira y molestia por la vejez, estaba vez se sentía diferente.

Y eso me tenía confundido, no había hecho nada mal, toda la mercancía llegó a su destino con éxito, el problema con los pagos ya lo tenía controlado y la venta del territorio de Guayana estaba descartada.

¿Por qué su actitud entonces?

—¿Seguirás ignorándome o puedo volver a trabajar? —pregunté de golpe rompiendo el silencio. El dejo de teclear en su computadora y subió su mirada hacia mí, observándome con determinación.

Aquí viene otro sermón, Dios.

—Te diré dos cosas, y luego irás a cobrar un dinero que nos debe un idiota en la frontera. —comentó mientras seguía tecleando, su actitud tan diferente me estaba obstinando. Antes no se dirigía de esa manera hacia mi, y no es por presumir sobre su trato hacia los trabajadores, pero soy su segundo al mando, me tiene una confianza superior.

Recuerdo cuando llegue a este lugar, prometió jamás dirigirse hacia mi sin respeto porque, uno cosecha lo que siembra. Luego de un par de años bromeábamos por el hecho de que, nos habíamos convertido más en socios y amigos que nuestra relación laboral ya estaba en el pasado.

Y ahora, ese hombre que me invitó a su mansión aquella noche y me abrió las puertas a esta vida, era un hombre completamente diferente al que tenía frente a mí.

—Esta bien—me acerqué un poco más—, te escucho.

—Viajaré a California dentro de dos días con mi segundo anillo de seguridad, terminaré unos negocios que tengo pendientes. —informó, arrugué las cejas con confusión.

—¿Por qué me estoy enterando ahora? —pregunté en un tono serio—Se supone que soy tu mano derecha, debería de estar informado de todo movimiento para tener un plan de contingencia. —afirmé un tanto disgustado, el que me estuviera enterando de algo tan importante como un viaje ahora y que mi persona haya pasado desapercibida me hace sentir un inútil.

Y aquí era una cosa o la otra.

—El único trabajo que tienes es el de obedecer toda mierda que te digo, Lorenzo. Esto no es una democracia donde puedes expresar tu patética opinión. —afirmó con dureza en su voz—Te dejaré como primero al mando entre las filas, encargado de todo hasta mi regreso.

Tragué saliva tratando de calmar el enojo que había despertado sus palabras, John nunca se había dirigido a mí de esa manera. No comprendía su actitud, era como otra persona.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora