Capítulo 29 ✓

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A B R I L

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A B R I L

Voces lejanas que hablaban entre susurros pero agitadas despertaron en mi curiosidad, abrí lentamente mis ojos, sintiendo como primero la punzada de un dolor inquietante en mi brazo derecho. La primera imagen que captaron mis ojos fue de un pequeño televisor en la parte superior que conectaba las paredes blancas con el techo en medio de este.

Alto, las paredes de mi habitación son color crema, no existe tal televisor y mucho menos un estilo tan básico para la decoración.

Si, son un cartel de drogas con gustos admirablemente buenos en decoración de interiores.

No estoy en la mansión, claro está.

Comencé a asustarme, ¿Dominic me secuestró? No creo que haya logrado algo semejante, no lo dejarían. Pero todo es posible, vislumbre la espalda de un hombre con brazos cruzados y frente a él se encontraba un hombre de más edad, con anteojos y su barba tenía tonos grisáceos. Estaban en la esquina de la habitación y por sus posturas no se habían percatado de que estaba despierta.

—¿Dónde estoy? —me apresuré a preguntar. El hombre de espalda atractiva volteó su mirada hacia mí con rapidez, suspiré con alivio al percatarme de que se trataba de Lorenzo.

—¡Abril, gracias a Dios! —se acercó hasta mí pasando sus dedos por su cabello oscuro—Nunca me había preocupado tanto por alguien después de ver morir a mi padre. —hizo una mueca y depositó un beso en mi frente con delicadeza.

Me removí con dificultad en la cama y sonreí por obligación, no quería que se diera cuenta lo mucho que mi cuerpo me dolía.

—Nunca lo habías mencionado—dije con tristeza—, lo siento. —añadí, al tratar de levantarme un dolor de mi abdomen provocó que soltara un gemido, aun así, logré quedarme semisentada—¿Qué me pasó? ¿Los chicos están bien? —pregunté desconcertada.

El moreno me lanzó una mirada desorbitada, su sonrisa había desaparecido y con disimulo negó con la cabeza sin levantar muchas sospechas delante del que parecía ser el doctor. Entendí, debía cerrar la boca.

—Abril, soy el doctor Thiago López. —se acercó con una sonrisa el hombre que minutos antes hablaba con Lorenzo—Estuve a cargo de tu operación y estaré al pendiente de tu corta estadía aquí en el Hospital Central.

—¿Operación? —pregunté exasperada, por instinto alcé la sábana que cubría mi cuerpo para asegurarme de que mantuviera mis extremidades completas y mi cuerpo estuviera en buen estado.

Nunca se sabe cuando pueden secuestrarte y vender diferentes partes de tu cuerpo en el mercado negro, ojo con eso.

—¿A que se refiere? —volví a preguntar con temor en mi voz.

Sentí la mano del moreno agarrar la mía disimuladamente.

—Sufriste un terrible accidente al estar en medio de un intercambio de disparos. Tuviste suerte ante el impacto de la bala, ya que fue de entrada por salida. Así que solo tendrás una cicatriz no tan visible como resultado de la operación. —explicó detenidamente como para que no preguntara de más.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now