Capítulo 25 ✓

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Miré a Angee, ella arrugó su rostro con asco al observar quien estaba cuidando la puerta de la oficina

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Miré a Angee, ella arrugó su rostro con asco al observar quien estaba cuidando la puerta de la oficina. Era un hombre de treinta y tantos años, pero de lejos se veía que no le preocupaba mucho su aspecto físico.

Lo señalé con mi dedo índice con seguridad y ella negó con la cabeza aun con su rostro mostrando asco, junté las palmas de mis manos y moví mis labios, por favor, no podía rendirse ahora que estamos casi dentro de la oficina.

Ella puso los ojos en blanco y después de un resoplido, comenzó a caminar hacia el tipo. Me mantuve en la posición hasta esperar a que Angee me diera la señal.

—Hola bonito, ¿esto no debería estar lleno de hombres grandulones como tú cuidando la oficina?—escuché decir a la rubia mientras pasaba su mano por su cabello, dejando una vista imprudente de su escote.

Angee tenía bastante puntos a su favor a la hora de conseguir lo que quiere, y es su manera de coquetear. En realidad, la admiro. No me veo haciendo esas muecas y miradas extrañas.

—Fueron a almorzar. —articuló secamente el hombre.

Esto iba a ser más difícil de lo que creí.

—Na, eso es injusto. Debes de tener mucha hambre. —ella se acercó a él y observé cómo el hombre paseó sus ojos de arriba hacia abajo mientras se relamía los labios.

—Si, en realidad no he comido muy bien los últimos días.

—Pues, yo diría que lo más importante es la salud física, ¿no crees?—alzó una de sus cejas—¿Por qué no te escapas un momento y vienes a comer conmigo? —mostró una de sus sonrisas radiantes y vi al hombre reír.

—Eso suena bien, pero no puedo dejar mi puesto. —dijo—Puedo meterme en problemas, preciosa.

—Oh venga, no va a pasar nada. —dijo mi amiga mientras se acercaba a él—¿Vas a rechazarme la invitación?—se cruzó de brazos e hizo un leve puchero.

Duró unos minutos para que el hombre se resignara y cogiera la mano de Angelina. La rubia volteo disimuladamente y entrecerró sus ojos para después mostrar el dedo de en medio antes de desaparecer por uno de los pasillos de la segunda planta.

Bien, es ahora o nunca. Suspiré y me acerqué rápidamente a la puerta, di una mirada rápida dentro de la oficina, por medio de una ventana de tamaño medio que estaba al lado de la puerta, con cuidado, giré la manija hasta quedar dentro de la habitación.

Volteé hacia los lados y mordí la uña de mi pulgar, controlando mis nervios.

Creo que primero tenía que saber lo que iba a buscar, para venir a buscarlo.

Creo que primero tenía que saber lo que iba a buscar, para venir a buscarlo

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Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now