Capítulo 39 ✓

2.3K 140 50
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


DESCONOCIDO

·

120 horas para el PDER.

Aspiré el humo de mi cigarrillo, lanzando la colilla por la ventana. Me recosté en mi asiento y al observar la hora en mi reloj digital, bufé con frustración.

¿Por qué tenía que aceptar hacer estas patéticas cosas?

Sé que soy nuevo en el negocio, pero estoy cien por ciento seguro de que tengo el potencial para hacer procedimientos más grandes.

—¿Hay movimiento? —preguntaron a través del radio, me removí entre el asiento buscando el aparato, lo que me faltaba era perderlo para cavar mi propia tumba.

Gruñí al encontrarlo, presionando el botón negro sobresaliente. —No hay movimiento desde hace horas, joder. Quizás fueron a follar y yo aquí perdiendo el tiempo.

Ciertamente no tenía nada mejor que hacer. Hace tiempo que salí y por fortuna no había levantado sospechas de nadie en particular, aunque el cartel del Cobo era respetado y hasta podría decirse que temido, había observado muy bien las debilidades de cada superior y del personal.

Y de tantas fallas, una de las principales es la falta de revisión cuando llegaba alguien nuevo a la mansión.

Con eso ya estábamos ganando.

Pero de igual manera, estar ahí en medio de la nada, vigilando a la cría y a sus perros falderos se me hacía tedioso.

—Calma, hombre. Falta poco para salir de esto. —se escuchó interferencia.

Alcé una ceja, —¿Cómo estás tan seguro de eso? —pregunté con desconfianza.

—Escuché decir al idiota de Miguel que estaban esperando la señal de campucho para darlo. —informó con total seguridad.

Esto tenía que ser una broma.

—¿Qué hago aquí jugando a las cartas entonces, si ya tienen comunicación con el viejo? —fruncí el ceño, tantas vueltas, cambios de planes y secretos que no sabíamos todavía me estaban sacando de quicio—. Joder, bro. Estoy cansado de estar rodeado de esa gente.

En realidad, ya me había acostumbrado demasiado rápido a su estilo de vida. Podría sonar raro, pero habían creado un vínculo tan grande entre ellos que sería muy difícil romper en un futuro.

Sumando a Lorenzo y Cameron, aunque trataban de matarse cada vez que podían, harían lo que fuera con tal de ver a la pelirroja a salvo.

Pero nunca diría eso en voz alta.

—No quiero escuchar tus quejas, hombre. Esta fue tu decisión, no tienes de otra. —podría jurar que estaba rodando sus ojos—Tu trabajo es estar al tanto de los movimientos de las primeras filas, además de redactar cada día los hechos en un informe ante el supervisor. —bufé, tenía razón—¿Cómo vas con la interacción, están sospechando?

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now