Capítulo 19 ✓

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Más de diez minutos tratando de perder a estos imbéciles y no se cansan de dar vueltas

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Más de diez minutos tratando de perder a estos imbéciles y no se cansan de dar vueltas. Gruñí, me dolía la cabeza.

—¿Angee? —la voz de Emerik me despertó nuevamente. Observé como la delgada venda que cubría mi herida estaba empapada completamente de sangre.

—Maldición,—observó mi acción y rápidamente se acercó a mí—¡Emerik acelera joder!—gritó desesperado Williams mientras detenía el sangrado con sus manos, comenzaba a sentirme débil.

—¡¿Qué mierda crees que hago imbécil?! —gritó de igual manera, volteó con brusquedad el volante haciendo que la camioneta tambaleara un poco, pero aun así los hombres de Ethan seguían detrás de nosotros.

—Francisco manejaba mejor.

—¡Francisco está con dos balazos en la frente! ¿Quieres que hablemos de cómo su cerebro terminó en mi boca? —gritó con alteración y comenzaron a discutir en plena persecución.

—¡Dejen de gritar par de maricones, no me puedo concentrar! —Alec sacó la mitad de su cuerpo por la ventana y comenzó a disparar nuevamente.

—¡Angee maldición! —gritó con desesperación el castaño.

Doblamos en una vuelta un poco estrecha, haciendo que una de las camionetas chocara con el aparcamiento de unas residencias. Bien, solo quedaban dos.

Joder dejen de gritar, ojala les caigan a coñazos. —respondió la rubia a través del radio con su acento. Me hizo reír.

—No tenemos tiempo para que nos enseñes las diferentes palabras que existen en tu país natal, solo dime donde se encuentra una casa de empeño. —pidió Emerik.

Abrí los ojos como pude, y observé por dónde íbamos. Las casas comenzaban a verse distorsionadas y la luz comenzó a molestarme.

—Lorenzo, hermano no cierres los ojos. —Alec tocó mi brazo sano y comenzó a moverlo varias veces—¡Maldición necesita ir a un hospital!—alzó la voz.

—¡Si Alec! Gracias por tu observación, me estacionaré en el hospital y les preguntaré a los tipos malos si quieren un café mientras esperamos a que atiendan a Lorenzo.

Rodé los ojos, parecían unos niños. Volteé mi vista hacia el techo del auto y varias imágenes de mi vida comenzaron a pasar por mi mente, todo cada vez se veía más borroso. Nunca creí que antes de morir vería toda mi vida pasar como una película por mis ojos.

—Hay una casa de empeño a tres cuadras de donde están, den la vuelta en las residencias color salmón. —la voz intermitente de Angee a través del radio me sacó de mis pensamientos.

Emerik dio vuelta siguiendo la dirección de la rubia, escuché como los disparos se acercaban más y más. Nunca íbamos a salir de esto, las balas se iban a acabar, y nos iban a matar a todos.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora