Capítulo 2

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A B R I L

En alguna parte de América Latina.

Desperté con la grave sensación de que llegaría tarde, y no me equivoqué, 7:47 am. Salté de mi cama casi cayéndome por la sabana entrelazada con mis pies y corrí al baño. Mierda, primer día y llegaré tarde, eso no podía pasar.

Tenía una reputación con el horario nada agradable que necesitaba mejorar.

Mis adorados jeans oscuros, una camisa negra de Nirvana y mis leales converse fueron lo que escogí para hoy, ni siquiera me preocupé por arreglar mi cabello ya que usualmente me lo dejo así, sin peinar. Mi madre me criticaba porque "según ella" eso no era de señoritas, pero a mi siempre me ha valido lo mismo.

Unos segundos antes de tomar mi abrigo, observé las marcas oscuras de mis muñecas que eran escondidas casi siempre por cardigans del doble de mi talla, haciendo revivir por escasos segundos algunos recuerdos que desearía olvidar.

Han pasado un par de meses, ya debería haberlo superado.

Negué con la cabeza, deshaciéndome de esos pensamientos y sonriéndome a través del espejo incitándome a creer que hoy sería un buen día. Al bajar me encontré con mi mamá desayunando y me pareció súper extraño que no estuviera gritando por todos lados porque ya era tarde.

—¿Como esta la mujer mas hermosa de este mundo?—pregunté en forma de saludo dándole un beso en la mejilla. Ella separó su mirada del celular y alzó una de sus cejas preguntando seguramente qué hay de malo con mi actitud.

Sus ojos avellana me encantaban, era una de las cualidades que destacaba del físico de mi mamá, por lo que era inevitable no reírse de los gestos faciales que hacía ya que sus ojos eran los primeros en adueñarse del espectáculo.

—¿Ayer cogiste?—preguntó sin más. Observé cómo segundos después lanzó unas carcajadas, seguramente mi rostro era de película—Tus cambios de humor a veces me preocupan, cariño.—volvió su vista hacía el celular.

Fruncí el ceño—. Y tu repentina tranquilidad a estas horas me preocupa a mí. ¿Hoy te tomarás el día?—pregunté agarrando una manzana, sería lo máximo que comería hasta la cena. No podía quejarme si comenzaba a adelgazar por no desayunar como se debía.

—¿Tomar el día? ¿De qué hablas?—volteó a ver el reloj que teníamos en el comedor y se levantó bruscamente—Oh, ¡maldita sea con ese celular que aún no sé cómo utilizarlo!—gritó varias veces entrando a su habitación.

Reí a carcajadas por las actitudes fuera de contexto de mi mamá, aunque ya era algo normal en mi vida tener que lidiar con ellas. Salí corriendo hacía la parada del bus rezando porque no hubiera pasado por la ruta minutos antes. Al sonreír satisfecha por el mini maratón matutino y estar sentada ya en dicho transporte, los recuerdos con Nick regresaron a mi mente, haciendo que maldijera por lo bajo.

Bajo las Reglas de un Criminal © (PASADO #1) ✓ EN EDICIÓNTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang