Capítulo 55: Si todo sale bien

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|Narra  ________|


Los últimos habitantes terminan de subir al autobús que los llevará al búnker de La Zona R. El vehículo está cargado de personas mayores, gente incapacitada, niños y un grupo que se niega a luchar porque se ven incapaces. Abby y Sammy se encargan de dar las instrucciones mientras yo observo desde lejos. Si todo va bien, les volveré a ver a todos una vez nos llegue la señal de que han llegado sin problemas a La Zona R. Es entonces que oficialmente entraríamos en guerra.

Una parte de mí sigue molesta porque me tenga que quedar en El Reino. Me llevo muy bien con Ezekiel y la gente de aquí —la cual se verá bastante reducida una vez parta el autobús—, pero esta comunidad no es la mía. No es mi casa. Y siendo sincera, si me queda poco de vida, me gustaría invertirlo lo máximo posible en los míos.

No puedo evitar darle vueltas a la cabeza. Pienso en mi hermano y mi padre, en Julia y en Mike; en Bryan y en Trevor; en el grupo de Rick. En todos. El miedo siempre ha estado presente, pero ahora se va apoderando de mí. No queda prácticamente nada de tiempo para que estalle la guerra, y sé que va a morir gente. Los recuerdos de Eva  se me vienen a la cabeza, acompañados de los de Abraham, Sasha y Paul. También se me vienen a la mente todas las personas que he ido perdiendo a lo largo del camino: mi madre, Tyreese, Noah, Joel, Ben, Jack, Chuck, Enid, Eugene, el Padre Gabriel, David, Ellie... La lista se hace interminable. Como si el precio de estar vivo fuera hacerlo a costa de otros.

— Deja de ponerte en lo peor —Me sobresalto al escuchar la voz de Carl, quien toma asiento a mi lado—. Darle vueltas a la situación no va a ayudar en nada. Lo que tenga que ser, será.

— Gracias por los ánimos —Bufo, haciéndole sonreír. Sé perfectamente que él tiene razón, pero me veo sobrepasada por los sentimientos—. ¿Tú no deberías estar ayudando a Abby y a Sammy a organizar a los habitantes?

— Se apañan solas —Me responde, pero le conozco lo suficiente. Se ha escaqueado por otro motivo. Observo su lenguaje corporal, le veo tenso.

— Carl, ¿estás bien? —Le pregunto. Soy consciente de que él es una persona que se abre cuando lo necesita y que no hay necesidad de hacer presión, pero no tenemos tiempo—. Quiero decir, sé en qué circunstancias estamos, pero me refiero a si necesitas hablar.

El chico suspira y hace un sonido con la boca, como si estuviera frustrado. Se seca las manos en los pantalones y se pone en pie, situándose en frente de mí. Le observo curiosa, tratando de prever sus movimientos. Ahora mismo me está costando entenderle. Carl mira arriba durante unos segundos, como si las nubes tuvieran algo de especial, y se acerca aún más a mí, quedándose a pocos centímetros de distancia. Estoy sentada en una caja y Carl ocupa el espacio abierto que hay entre mis piernas. Por un momento contengo el aire.

Coloca ambas manos en mi mandíbula y el corazón se me acelera. Me mira de una forma que jamás había visto en sus ojos. Cuando éramos más pequeños lo que sentíamos el uno por el otro era un primer amor, intenso e inexperto. Lo que veo ahora en sus ojos es otra cosa, es un sentimiento puro, honesto y maduro. Miro el azul en sus ojos, pensando que él siempre será el amor de mi vida y me pregunto por qué nos ha costado tanto aceptarlo.

— ______ —Dice.

— Carl —Le imito, haciéndole sonreír.

Acerca su rostro al mío y me besa por fin. La última vez que sentí sus labios fue el día en que me presenté en La Zona R después de tanto tiempo, pero fue un beso de necesidad, casi como si fuera el último gesto que a Carl le hubiese gustado darme antes de perdernos. Este es distinto. Este es de verdad. 

DESPUÉS (2ª temporada de ¿SOLA?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora