Capítulo 7: Lo que ocurrió con ella

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|Narra  ________|

Los rayos de luz me despiertan. Suelto un gruñido, apenas he podido pegar ojo como para que el estúpido sol me despierte. Al menos sigo viva como para quejarme. Me levanto del saco de dormir y trato de acomodar mi pelo. Es tan largo y está tan enredado que me resulta imposible, me encojo de hombros y despierto a Abby de una patada. La rubia me lanza una mirada asesina y contengo la risa.

Alcanzo mi mochila y rebusco hasta dar con dos barritas energéticas. Seguramente, caducadas. Pero me da lo mismo. Reservo una para el mediodía y devoro la segunda con unas ganas indecentes. Alguien se sitúa a mi lado, pero ni me molesto en mirarle. Sé de sobra que se trata de Trevor.

-He visto la otra. -Dice con la voz ronca e ignoro por completo lo que me dice.- Dámela. Te recuerdo que conseguimos esas barritas juntos.

-Y yo te recuerdo que preferiste la caja de cigarros. -Le contesto con su mismo tono de voz, a sabiendas de como odia esa actitud por mi parte. 

Me agarra la barrita de mi mano y sale disparado, pero, para cuando lo logro alcanzar, ya la ha devorado. Bufo y le golpeo muy fuerte, para que sepa que no me hace gracia. Tiro con rabia el envoltorio al suelo y regreso a mi sitio anterior, enfadada y mosqueada. Me cruzo de brazos hasta que el resto del grupo se levanta.

-Buenos días. -Dice mi padre, seguido de Michelle quien habla de manera cansada con Paul. Me mira y su sonrisa se resbala de su soñoliento rostro. Ni siquiera me molesto en hablarle, me levanto y esquivo al incompetente de mi padre hasta llegar donde está Abby. Contemplando mi arco metálico y las flechas.

-Tuviste suerte de encontrarlo. -Comenta admirando mi tesoro.- El antiguo de madera está hecho un asco.

-Llevaba casi toda mi vida con él, es normal que se desgastara teniendo en cuenta lo mucho que lo he usado. -Respondo molesta.- Venga, mueve tu culo. Tenemos cosas que hacer.

La rubia suelta un largo suspiro y comienza a recoger todas sus pertenencias, yo decido ponerme también en marcha y comienzo a ocuparme de mis propios objetos. Enrollo mi saco de dormir rojo y lo meto apresuradamente dentro de mi mochila vaquera, la cual encontré en una casa muy cerca de la playa. También coloco algunos víveres que tenía desperdigados por el suelo. Hace casi tres semanas que nos instalamos dentro del hall de esta pensión. Hasta la fecha, nunca nos habíamos quedado durante tanto tiempo en un lugar. Pero no teníamos otra opción, ahora que comienza el invierno los walkers se revuelven más. Resulta que es la época del año donde tienen más ansia de encontrar carne humana fresca. 

Me recojo el enmarañado cabello en una coleta. Me observo reflejada en el sucio cristal que tengo situado en frente. No recuerdo la última vez que tuve una ducha, o ropa totalmente limpia. En California las cosas cada vez se ponen peor. Hace mucho que no tengo pesadillas con ellos, con el anterior grupo con el que iba. He olvidado sus rostros de tanto intentar recordarlos, incluso de vez en cuando se me van sus nombres de la memoria. Ni siquiera recuerdo como era Tom. Y estoy segura de que ellos, si siguen con vida, se habrán olvidado por completo de mí. De no haberlo hecho, se hubieran presentado ya para recogerme.

-Como te gusta darle a la cabeza. -Me interrumpe una voz familiar. Levanto la cabeza y me encuentro con el rostro de Trevor, quien me lanza de mala manera una caja de cigarros.- Son de los buenos, así que dales una buena calada.

-Ya sabes que no fumo. -Gruño y el chico me levanta el mentón.- Vete a joder a otra parte, idiota. No estoy de humor.

-Si que te apetecía esa maldita barrita, chica. -Comenta con sorna y una sonrisa se forma en mis labios. Odio llevarme tan bien con este hombre. Su expresión se ensombrece.- Tu padre quiere que Abby, Paul y yo busquemos unas cuantas cosas al centro. 

-¿Qué quieres decir? -La sonrisa desaparece y frunzo el ceño. Trevor aparta la mirada.- No me dejes sola con él, por favor. No lo hagas.

-Tengo que irme, _______. -Sigue sin mirarme y noto como la sangre me hierve. Ese capullo no sabe que hacer para que hable con él. Cierro los puños con fuerza y me muerdo con ganas el labio de arriba. Manda a otros a hacer el trabajo sucio, siempre es igual.

-Vete. -Le digo, intentando sonar todo lo amigable posible.- No lo digo a malas, iros antes de que se haga demasiado tarde. No quiero pasar demasiado tiempo con él.

El chico asiente no muy convencido y sin decir nada más, se marcha, dejándome un vacío terrible. Les manda trabajar a Paul, a Abby y a él porque sabe de mi buena relación con ellos. Pero a Michelle nunca le dice nada, quizá es porque el que sea su mujer afecte a sus decisiones. Ella es como mi madre, no la guardo rencor alguno. A ese hombre, sí.

Por lo que nos hizo. Porque su trabajo fue más importante.

La mujer se acerca a mí, con una sonrisa de oreja a oreja.

-_______, sé que estás disgustada porque se van de expedición. -Explica.- Por ello, he pensado que podríamos arreglar la caldera de este sitio para poder ducharnos.

-¿Me estás llamando guarra? -Pregunto en tono burlón y su sonrisa se amplia aún más.- Por favor, está claro. 

Ambas nos pusimos en marcha.


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TENÉIS A TREVOR EN MULTIMEDIA. JACL O'CONELL ES TAN IERV0IWRMB0ME0R.

Espero que os haya gustado, y me tengo que marchar ya que se supone que estaba estudiando.

Un beso,

Mire.

DESPUÉS (2ª temporada de ¿SOLA?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora