Capítulo 33: Hay que intentarlo

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PREGUNTA: ¿Qué personaje es al que más odiáis y qué otro es al que más queréis en esta historia?


|Narra  _______|

Avanzo en completo silencio por el hangar. Todo está oscuro salvo por la poca luz que entra a través de las ventanas. Voy con el arco preparado y con la pistola, sin el seguro puesto, en el cinturón. Estoy en absoluta tensión, me cuesta regular la respiración y me duele el pecho debido al repiqueteo de mi corazón.

Me fijo en cada detalle a medida que avanzo, para asegurarme de que no hay nadie. Este sitio es más grande de lo que pensaba. Prosigo sin encontrarme a nadie hasta que, de la nada, escucho la voz de Michonne:

- Despejado.

- Despejado. - Repito.

Ando un poco más hasta toparme con la mujer. Me paso la mano por la frente para limpiar el sudor. Bajo el arco y me doy cuenta de que estoy temblando. Michonne me da un toque en el hombro y ambas nos dirigimos hacia el almacén de armas. Me inunda un tremendo alivio cuando veo que no se han llevado ningún arma. Pero el consuelo desaparece pronto ante el pensamiento de que, si están todas las armas, eso significa que los habitantes están luchando con lo que tienen a mano.

- ¿Esto es bueno o malo? - Pregunto con inquietud. 

- Ninguna de las dos. - Me contesta Michonne y la miro interrogante. ¿Qué clase de respuesta es esa? - Sabemos defendernos, _______. Lo importante es que esos hijos de puta no tengan todo nuestro arsenal.

Asiento en silencio. La morena me tiende una bolsa y la empiezo a llenar lo más deprisa que puedo de todas las armas. Acabo con el saco enseguida y Michonne me tiende otra segunda bosa, que no tardo demasiado en llenar. Aproximadamente, nos habrá llevado unos siete minutos vaciar el arsenal.

- Bien, ¿dónde lo escondemos ahora? - Susurra mi compañera. Deduzco que está hablando más para sí misma que para mí. 

Me pongo a pensar. Si yo viniera a arrasar una comunidad, me llevaría los coches así que no podemos esconder nada allí. Dudo que quisiera los aviones puesto que no todo el mundo es piloto, pero aún así los revisaría por si acaso. 

- ¿Y si las enterramos? - Cuestiono en voz alta. - Hay una pala siempre en la sala de mantenimiento.

Michonne me mira sonriente. Tenemos cuatro bolsas en total, eso podría llevarnos un tiempo. Le digo a Michonne que me espere mientras trazo un plan. Salgo del almacén para recoger la pala, que se encuentra en una sala a diez metros de donde guardamos las armas. Una vez la tengo, regreso donde la morena.

- Escucha. Tenemos que ganar tiempo. - Le tiendo la pala a Michonne, quien me mira confundida. - Volvamos a la parte de atrás del almacén, tiramos al otro lado del muro las bolsas y tú saltas. Enterrarás las armas mientras yo voy a ver qué está pasando y ayudo al resto.

- Podrías ponerte en peligro. Cambiemos los roles. 

- No. Escucha, necesito que tú estés a salvo y, sinceramente, me fío más de ti que de mí. La idea de que seas tú quien esté a cargo de las armas me alivia bastante más. - Objeto. La mujer se me queda mirando con los ojos entrecerrados hasta que se decide.

- Está bien.

Se me acelera el corazón una vez más. Noto como la adrenalina me invade debido a los nervios. Espero que mi plan funcione. Tenemos que hacer dos viajes debido a que las bolsas pesan demasiado. Una vez nos encontramos fuera con todo el material, entre las dos cogemos la primera bolsa y la balanceamos para que obtenga el impulso necesario para pasar el muro. Cuando conseguimos pasar la número uno, vamos a por las siguientes. No nos lleva más de cinco minutos.

DESPUÉS (2ª temporada de ¿SOLA?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora