Capítulo 35: El Elegido

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|Narra  _______|

Observo como mi padre mantiene la cabeza bien alta, a la espera de su muerte. Sin embargo, esta última nunca llega. El tío del megáfono baja el arma y se me queda mirando, con una sonrisa enorme y desagradable dibujada en su retorcido rostro. Levanto las manos en señal de que me voy a entregar. Carl me contempla horrorizado, a sabiendas que lo que me ocurrirá ahora. 

- ¡Pero si la princesa se ha dignado a aparecer! - Exclama el que anteriormente estaba apuntando a mi padre, y se parte de risa. La sangre me hierve. - Vaya, vaya. ¿Quién diría que una chica tan guapa pudiera resultar una asesina tan despiadada? 

Tengo cada centímetro de mi ser en tensión. El corazón me late demasiado deprisa. Miro a mi padre, quien me devuelve el gesto. Sé por el reflejo de sus ojos que en el fondo está asustado. Que está preocupado por mí. 

El del megáfono le hace un gesto con la cabeza a un moreno, y este último se acerca hasta mi posición. Me gira de manera brusca y me cachea para asegurarse que no voy armada. Me arrebata la pistola de mi padre. Lo que no sabe es que aún poseo el cuchillo que está escondido en mi bota. El moreno agarra mi brazo con una fuerza excesiva y prácticamente me arrastra. Me lanza contra el suelo, situada entre Eva y mi hermano. 

Estamos colocados en una fila: Mike, Eva, mi persona, Tom y Julia. Justo en frente tenemos otra que se compone de la siguiente manera; delante de Mike se encuentra Daryl, a la derecha de este y mirando a Eva está Glenn. Después, Maggie es la que está justo frente a mí seguida de Rick, Carl, un hueco que deduzco que es el de mi padre y Emily. Se me encoje el corazón al ver a la última. Está embarazada y, como se atrevan a hacerle lo más mínimo, pienso defenderla hasta la muerte.

El mismo moreno que me ha situado en esa fila agarra a mi padre y lo suelta con brusquedad, como si fuera un objeto inservible, entre Carl y Emily, haciendo que el hueco entre ellos desapareciera. Todos los habitantes de La Zona R se encuentran expectantes. El del megáfono le da a un rubio el objeto amplificador y empieza a pasearse entre el hueco que forma la fila de Carl y la mía.

- Sinceramente, no me esperaba un contraataque. - Dijo, agarrándose las manos por detrás de la espalda.- Matasteis a cuatro de mis hombres en el centro comercial y, ahora, a otros seis. - Se detiene en seco y se gira para mirarme, dándole la espalda a los otros en alineamiento. - Y algo me dice que esta preciosa bestia de aquí ha tenido la culpa de ambas matanzas. - Sonríe de manera cínica. - ¿Algo que decir?

- ¿Quién coño eres tú, pedazo de imbécil? - Le espeto, dejando que salga toda mi rabia antes de que la misma me consuma. Estoy aterrorizada, pero el orgullo me impide mostrarlo. 

Para mi sorpresa, el hombre que tengo delante, se ríe. 

- Bien, llegó el momento de presentarme. - Dio un giro completo sobre sí mismo, extendiendo los brazos. Como si todo aquello fuera un espectáculo. - ¡Gente! Mi nombre es Mason. Y soy el líder de Los Elegidos. - Parece estar realmente entusiasmado y este hecho me revuelve el estómago. - Tengo una comunidad cojonuda y nosotros, Los Elegidos, habitamos en nuestra inmensa fortaleza. La llamamos El Olimpo. - Cerró los ojos y respiró profundamente, para darle más dramatismo a su forzada actuación. - Estoy aquí porque habéis tenido los santos cojones de matar a mi gente. Y, ¡oh, Dios! Os vais a arrepentir.

Yo me he quedo paralizada. Entonces recuerdo que, tras el asesinato de Ellie y el repentino ataque contra La Zona R, escribieron con sangre en uno de los muros: "Los Elegidos tomarán venganza". A pesar de que yo ya sabía que esta gente era problablemente los que nos atacaron en el centro comercial, no me habría esperado esto jamás.

- Ya he matado a tres de los vuestros. Tres frente a los diez míos que han caído. - Vuelve a hablar Mason. Le observo detenidamente; es bastante corpulento, considerablemente alto y posee un cabello negro muy corto. Sus ojos verdes son, probablemente, la peor parte. Reflejan un hambre de sangre que le helaría las venas a cualquiera. - Sin embargo, llegaré a un trato. Mataré, aquí mismo, a uno de los vuestros. De la manera más grotesca que pueda. Y, después, improvisaré. - Mason mira al mismo moreno de antes, el cual asiente y se va corriendo a buscar algo a una de las furgonetas aparcadas a treinta metros de aquí. - Mataré a alguien de estas dos filas porque, por la expresión que tiene mi asesina favorita, tiene pinta de que son importantes.

DESPUÉS (2ª temporada de ¿SOLA?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora