DESPUÉS (2ª temporada de ¿SOLA?)

Capítulo 26: El peligro ha vuelto (Maratón Navidad 1/2)

LEER NOTA DE AUTOR AL FINAL DEL CAPÍTULO.

Cuando dé el aviso, poner la canción de multimedia. En caso de que no os aparezca, se llama: The Fugees - Ready Or Not (E.Y. Beats Trap Remix).

|Narra _______|

Después de aquella conversación con Sammy, regresé a casa. Aún no he salido de ella. Me encontraba mal. No solo físicamente, sino emocionalmente. Abby entra por la puerta bastante contenta cargando una bolsa de cartón que está hasta arriba de latas. La joven no se percata de mi presencia hasta que deja la bolsa en la encimera de la cocina.

- Joder, que susto me has dado. - Dice la rubia y sonríe. El gesto desaparece de su rostro al ver mi expresión de absoluta seriedad.- ______, ¿te encuentras bien?

- Le he dado demasiado al coco, eso es todo. - Me limito a responderla y la rubia enarca una ceja. Sé que hacerle creer que estoy bien va a ser complicado. Es demasiado intuitiva.

- ¿Trevor? - Me pregunta, como si supiera ya de antemano que mi estado se debe a una persona. Niego con la cabeza.- Será entonces el hijo de ese líder tan guapo. - Miro de muy mala manera a mi amiga y esta suelta una sonora carcajada.- ¿Qué pasa? Hay buen personal por aquí. No me digas que no.

- Te saca como veinte años. - Le digo.

- He dicho que está bueno, no que piense formar una familia con él. - Se excusa y niego la cabeza divertida.

Nos quedamos en silencio. Abby coloca las latas en los estantes del apartamento que compartimos ella, Trevor y yo. La observo en silencio y unas ganas incesantes de preguntarle su opinión acerca de todo me invaden. Pero me contengo, estamos en un mundo donde el amor tiene que pasar a un segundo plano. Lo primordial es la supervivencia.

- ¿Qué vais a querer comer hoy? - Me pregunta de repente la rubia.- Hay alubias, albóndigas caducadas y guisantes de conserva.

- No das mucho margen de elección. - Le respondo y mi compañera de piso me mira de mala manera. La comida para ella era sagrada.- Yo voto por las albóndigas.

- Están caducadas.

- Da lo mismo.

Abby me sonríe, saca una sartén del cajón y la engrasa con un poco de aceite que han fabricado aquí. No puedo evitar preguntarme dónde narices está Trevor. Normalmente siempre conceden descansos a la hora de comer. Observo como la chica se concentra en su tarea de cocinar mientras yo divago en mis pensamientos.

(Música maestro)

Entonces oigo algo. Es un grito femenino, lejano. Mi cuerpo se tensa y me pongo en alerta. Abby me mira con el ceño fruncido, como preguntándome si yo también lo había oído. Entonces, el chillido vuelve a sonar. Pero, esta vez, va acompañado de un disparo.

No espero más, salgo disparada hacia mi habitación. Agarro mi pistola y salgo corriendo por la puerta del apartamento, bajando lo más deprisa que puedo las escaleras del edificio. Oigo los pasos de Abby detrás de mí y me abofeteo mentalmente por no haber cogido mi arco. Salgo por el portal y me detengo. El sonido de los disparos no tarda nada en llegar a mis oídos. Provienen de detrás del hangar. Corro todo lo rápido que mis piernas me permiten en dirección al lugar de los hechos, con el arma en alto y totalmente dispuesta a disparar a todo lo que considere como sujeto no identificado.

- ¡Ellie! - Oigo el grito masculino de alguien y el corazón me da un vuelco. Solo me quedan un par de metros para acercarme al sitio. Rodeo el enorme edificio que sirve para almacenar coches y aviones y diviso a dos personas.

Ellie está tendida en el suelo y Carl mantiene sus manos presionadas contra el pecho de la chica. Mi corazón empieza a latir tan deprisa que la cabeza me martillea. Me dejo caer donde se encuentran mis dos amigos. Ellie tiene una expresión de agonía, un poco más abajo de su cuello hay un enorme agujero de bala del cual brota sangre en exceso. La misma sangre que ahora tiñe las manos y las prendas de Carl.