50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)

Capítulo 53

El momento justo

Rosalie observaba desde lo alto de su recamara como Riley golpeaba una y otra vez el agraciado rostro de Ethan, intentando sacarle información sobre el escondite de Klaus, pero el hombre era un hueso duro de roer, consiguiendo que la rubia tomara la decisión de hacerse cargo de la situación, tal y como Elijah se lo había hecho saber, notificándole que solo ella tenía el poder de sacarle información al perro faldero de su hermano.

Se acercó al enorme tocador que adornaba uno de los laterales de la hermosa habitación de huéspedes que la vampiresa había tomado para ella, ya que la que había compartido con su ex esposo se la había entregado por completo al grandote, mudándose a una de los tantos cuartos que servían como habitaciones de visitas. Peinó su largo cabello dorado y retocó su maquillaje, tomando un pequeño paquete del interior de una de las gavetas, abandonando a paso lento y elegante la confortable recamara, bajando las escaleras justo cuando su hermano Edward lo hacía.

—¿Y Christian? —preguntó ella bajando a su lado.

—Acaba de despertar, está un poco más tranquilo... quiere un poco de agua. —Ella asintió, llegando a la planta baja junto a su hermano—. ¿Rose? —Ella enfocó sus felinos ojos sobre él, cruzándose de brazos—. Gracias por pedirle a Garrett que buscara a Jasper. —Ella no hizo el más mínimo gesto—. Sé que no debe ser fácil para ti saber que Leah... —La imperturbable rubia le interrumpió.

—Todo a terminado entre Jasper y yo, Edward... ¿puedes verlo en mi mente?

—Sí... Pero no poseo el Don de Jasper... no sé si estas siendo del todo sincera y ocultas tus sentimientos.

—Pues estoy siendo sincera... no te preocupes por mí, Ed... si algo he aprendido es a levantarme después de caer. —Caminó hacia la puerta, cambiando el paquete de una mano a la otra—. Primero me decepcionó Royce, después tú y cuando creí tenerlo todo con Emmett, él no pasa de ser simplemente un niño grande que no quiere crecer, luego aparece Jasper pero entre sus conflictos amorosos con Alice y todo su rollo de sentimientos entrelazados termina nuevamente decepcionándome. —Abrió la puerta, volteando a ver a su hermano, quien se encontraba en la entrada de la cocina—. Si algo he aprendido en la vida es que mientras más importancia les das a los hombres, mas patanes e inservibles se vuelven. —Edward puso los ojos en blanco—. Veamos que tiene que ofrecer Ethan Kavanayén. —Le guiñó un ojos a su hermano, saliendo a las afueras de la enorme casa, mientras Edward entró al fin a la cocina en busca del vaso de agua para Christian.

—Ya basta querido. —Exigió Bree, aferrando el brazo de su esposo—. Puedes desfigurarlo a golpes y aun así no hablará, es obvio que le es fiel al hibrido y no dirá nada. —Pero Riley estaba decidido hacerlo hablar, levantando nuevamente su mano para atestarle un puñetazo en la cara, siendo Rosalie quien lo detuviera, acercándose al vampiro a velocidad sobrehumana, deteniendo el certero golpe.

—La chica dijo basta, Riley... ¿No la escuchaste? —El odioso vampiro sacudió la mano de Rosalie, mirándola con el ceño fruncido.

—Necesitamos saber en dónde se encuentra el enemigo y neutralizarlo lo antes posible... necesito saber en dónde demonios se metió el tal Damon Salvatore, mi vida como vampiro ha sido muy corta y no pienso perder a mi esposa y nuestra vida inmortal por un maldito loco que pretende matar a Klaus y acabar con interminables descendencias vampíricas tan solo porque se le encaja en su maldito trasero destruir al... —Rosalie lo hizo callar de un bofetón, empujándole bruscamente, lo que ocasionó que la vampiresa dejara caer el paquete al suelo.

—Estas alzando demasiado la voz, Riley y no le permito a nadie que me grite... ¿está claro? —Una risita irónica se escuchó junto a ellos, volteando a ver el ensangrentado rostro de Ethan sonreír con total descaro a pesar de su precaria postura, atado al enorme árbol que flanqueaba la casa, burlándosele en la cara al irritado vampiro.