Capítulo 32

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Pandemónium

La alerta de Jasper por medio de los intercomunicadores ante el cambio de premonición de Alice acerca de la muerte de Mía, activó a todos aquellos que resguardaban la integridad física de los implicados en la venganza de Victoria, reuniéndose en el pent-house de los Cullen, justo cuando alguien a quien no esperaban arribó al lugar de reunión en compañía de Carlisle y dos de los integrantes del Clan Denali, quienes se enteraron de todo lo que estaba ocurriendo en Seattle, arribando al lugar para apoyar a su familia.

—¡Carlisle!... Creo que no fue buena idea traer a mí padre a Seattle justo ahora. —Acotó Bella, abrazando a Charlie.

—A mi también me alegra verte, hija. —Algunos de los presentes sonrieron, mientras que otros simplemente observaron la escena con hastío y cierto desprecio en su mirada.

—No es que no me alegré verte, Charlie.. es solo que justo ahora...

— ...Estamos intentando resolver de una vez por todas lo de Victoria. —Cortó Jasper secamente la conversación entre padre e hija—. Muy lindo todo el reencuentro y creo que la mayoría ya soportó bastante de la telenovela de la imprimación... —Señaló a Jacob y a Leila— ...Pero ahora enfoquémonos en lo que nos compete. —Aunque las palabras de Jasper sonaron duras y realmente odiosas, él tenía razón y era mejor comenzar a organizar el dichoso rescate, ya que en las visiones de Alice, ahora era Elena quien se encontraba en ellas, muerta en un mar de sangre.

—Jasper tiene razón... hay que organizarnos, si la premonición de Alice es cierta y Elena ha desaparecido, eso quiere decir que no pudo esperar una respuesta congruente de nuestra parte y fue a buscarlas en aquella dirección. —Acotó Edward.

—Pero la vieja estúpida te envío la foto de la nota tan solo con lo que había escrito la noviecita del segundo al mando de Victoria y no la dirección. —Respondió Jasper a las palabras de su hermano, rememorando el pasado cuando él había sido el segundo al mando del ejército de María.

—No la insultes, Jasper.. ella solo quería respuestas. —Espetó de mala gana el joven psicólogo.

—¡Y vaya que las va a encontrar!... Le fue a buscar las cinco patas al gato y terminará rodeada de fieras sedienta de sangre... yo creo que de esta no se salva.

—¿Jasper? —Llamó Carlisle la atención de su odioso hijo—. Eso no nos ayuda en nada, muy pronto llegará Garrett y entre todos decidiremos que hacer.

—Pues mientras el policía llega, yo iré a dar un paseo, ya no soporto tanto romance y babosadas... estoy asqueada. —Leah se incorporó de su asiento, mirando con total desprecio tanto a Jacob como a Leila, la cual ni siquiera se había percatado que las odiosas palabras de la loba iban dirigidas hacía ella, sonriendo tontamente ante los mimos de su imprima, mientras que la molesta Quileute pulsó el botón que llamaba el ascensor, el cual se abrió rápidamente, dejando ver no solo el agraciado rostro de Garrett, sino también el de Sam, quien había arribado al pent-house, después de haberle pedido a Embry que lo relevara de su puesto en la casa Grey, dejándole a cargo.

—¿A dónde crees que vas? —preguntó el líder de la manada, al ver como la chica entró al ascensor, después de que ambos enemigos comunes abandonaran el estrecho compartimiento.

—A respirar aire fresco, ya no soporto tanta cursilería junta. —Miró a los imprimados.

—Deja la envidia, Leah... No voy a permitir que irrespetes la imprima de Jacob. —La aferró del brazo, sacándola del ascensor.

—Déjala, Sam... Sabes que toda su rabia es porque ha perdido a uno de sus jugueticos. —Por más que la enajenada loba se sacudió, no pudo soltarse del agarre de su líder, rugiéndole a Jacob mientras acotaba a continuación.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora