Capítulo 15

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Emociones

Christian no pudo conciliar el sueño, sino hasta eso de las cuatro de la madrugada, demostrándole a Edward lo mucho que le había impactado no solo la forma en la que el chico había llegado a la culminación de su precipitada eyaculación, sino también ante el deseo de irse y abandonarle para siempre; reflejando en diversas pesadillas lo agitado y turbado que el magnate se encontraba, preocupando bastante al vampiro, quien terminó colándose sigilosamente hasta su lujosa alcoba, intentando llevar a cabo una especie de hipnosis, prometiéndole al oído desde aquel estado de inconsciencia que no se iría, aunque lo que en realidad el incómodo y aun molesto estudiante deseaba, era regresar a Forks y sumergirse en las profundas aguas de la playa de La Push, a pesar de no tener permiso de nadar en aquel lugar.

Edward pasó la mayor parte de la noche reorganizando no solo el destrozo que había ocasionado en el cuarto rojo, sino también recogiendo los diminutos trozos de celular, imaginando que Alice ya estaría pensando el modo de sustituir el dañado por uno nuevo, recostándose al fin sobre su cama, rogando porque el amanecer jamás llegara, a pesar de haber pasado la peor noche de su vida, intentando lidiar con las alteraciones nerviosas de su paciente, al cual no deseaba ver nunca más o eso pretendió autoconvencerse el vampiro, sin éxito alguno, ya que su preocupación por él era tan real como su creciente vergüenza, intentando contenerle durante toda la noche, aunque lo maldijera internamente cada vez que se acordaba del bochornoso incidente.

—Sí no te importa, ¿por qué te sigo viendo a ti en aquel umbral junto a Christian?... ¿Por qué intentas protegerlo de Victoria?... pregúntate a ti mismo el porqué de tu rabia, Edward... si con alguien debes pagar tu ira es contigo mismo.

Recordó el afligido vampiro las palabras de su hermana, lacerándose internamente como siempre solía hacerlo cada vez que algo o alguien terminaba lastimándole al punto de la depresión, una que en cualquier mortal sería insoportable, mientras que en los vampiros, aquellas emociones y los sentimientos se triplicaban, haciéndolo realmente inaguantables.

"Tal vez deba alejarme por un tiempo" —Pensó, contemplando el lento amanecer que se dejó apreciar por su ventana, maquinando una posible huida a la isla Esme, el único santuario natural en el que Edward lograba alcanzar la paz, alejándose del insostenible mundo que lo rodeaba. "A lo mejor he dejado que Christian absorba todo mi tiempo, siento que me he involucrado demasiado con él y a lo mejor sea eso lo que nos tiene tan desorientados" —También pensó en que a lo mejor sus corazones rotos se comenzaron a refugiar en el del otro, confundiendo las cosas entre ellos. "Tal vez sea eso" —Cerró los ojos con cierto pesar, dejando que la luz del sol calentara la fría y pálida piel de sus mejillas, sintiéndose un poco mejor ante lo ocurrido.

Por su parte Christian parecía haber conseguido al fin un sueño placentero por unas cuantas horas más, demostrándole al vampiro que no pretendía ir a correr esa mañana, siendo precisamente Edward quien lo agradeciera, ya que aún no sabía que podría estarse tramando Victoria en contra de los Grey, pensando en aquel problema y como solventarlo para poder alejarse del magnate sin temor alguno a que la vampiresa les hiciese daño a uno de ellos y sobre todo a Christian.

"—¿Por qué intentas protegerlo de Victoria?..." —Volvió a rememorar las palabras de su hermana, agitándose sobre la cama, negando una y otra vez con la cabeza—. "No lo sé Alice, no sé por qué lo defiendo si siempre estoy pensando en arrancarle yo mismo la cabeza" Enterró el rostro sobre la almohada, rugiendo y maldiciéndose internamente, escuchando los engranajes del ascensor comenzar a subir aquel artefacto, percibiendo los pensamientos de la señora Jones, tomando raudo las sabanas para envolverse en ellas, haciéndose un mohín sobre la cama.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu