Capítulo 26

6.5K 444 524
                                    

Entre joyas

Edward aun no podía comprender desde cuando aquel bribón que había estado dormido en su interior había despertado, dejando que Christian hiciera con él lo que quisiera, al punto de conseguir que se vistiera con aquella ropa íntima de cuero negro, la cual dejó al descubierto sus pequeños pero redondos glúteos, sosteniendo aquel provocativo bóxer con diversas correas entrelazadas entre sí, abrazando el pálido torso del vampiro, haciéndolo ver extremadamente deseable.

—¿Piensas quedarte allí mirándome toda la noche? —preguntó el lado tímido y odioso de Edward, el cual se sintió verdaderamente avergonzado.

—Podría postergar la ida a ese banquete de beneficencia por la simple satisfacción de verte usar ese atuendo. —Edward volteó de mala gana la mirada que le había dado a Christian por medio del espejo de su recamara, observándose las fachas nuevamente—. Y mientras más odioso seas conmigo, más grande será mi deseo por castigarte. —Acotó el magnate, recostado del marco de la puerta de la recamara del joven vampiro, vistiendo un elegante smocking, observando como Edward tomó rápidamente su camisa de vestir, colocándosela con un ágil movimiento de brazos, abotonándosela lentamente.

—Hacía tan solo unos segundos yo estaba a punto de darte a beber un bromazepan y ahora no se si ofrecerte un babero o un trozo de hielo para que intentes bajar esa hinchazón entre tus piernas. —Por supuesto el chico se refirió a su protuberante erección, consiguiendo que el magnate se carcajeara, acercándose lentamente a él con algo plateado entre sus manos.

—Bueno Edward... puedes darme lo que quieras, siempre y cuando venga acompañado con uno de estos. —Christian se posó a espaldas del joven psicólogo, el cual le permitió al magnate abrazarle, tomándole del mentón para girar si rostro, depositando un pequeño beso en sus labios, el cual tenía la intención de calmar las ansias que sentía por él, pero en vez de eso consiguió excitarse aún más—. Mmm... no sé qué tiene esa boca tuyo, nene... —Aquella forma tan tontamente cariñosa de llamarle, hizo sonreír tímidamente a Edward, sintiendo cierto agrado a pesar de lo cursi que se escuchaba— ...Pero más que calmarme me hace desearte. —Suspiró para controlar sus ansias de él, dejándole ver al fin lo que tenía entre las manos, mostrándole tres esferas de acero inoxidable unidas entre sí por un cordón de látex, logrando que el chico le observara con cara de terror.

—Ahora soy yo quien teme preguntar. —Christian sonrió con picardía, dejando que su mueca retorcida, le demostrara cuanto disfrutaba darle de su propia medicina.

—Tú me distes un anillo de compromiso, y yo te quiero dar esto a ti. —El magnate acarició las caderas del muchacho, haciendo rechinar el cuero—. Es un complemento de la ropa interior que llevas puesta. —Se acercó al oído de Edward susurrándole seductoramente sin dejar de admirarlo por medio del espejo—. Estas pequeñas traviesas van aquí. —Apretó una de sus nalgas con la mano que había posado sobre las caderas del vampiro, logrando que el chico diera un respingón hacia delante.

—¿Qué? —Christian rió.

—Quiero que vayas a la recepción usando esto dentro de tu delicioso y ya no tan virginal trasero. —Edward negó con la cabeza.

—No, claro que no. —pretendió apartarse de él, pero Christian se lo prohibió.

—Hoy es sábado, Edward... y el contrato dice...

—Me importa un comino lo que diga el contrato Christian, no vas a poner eso en mi... —Abrió la boca intentando decirlo, pero termino desistiendo ante la vergüenza— ...No... definitivamente y rotundamente, No... —El chico no había terminado de hacer verbal sus negativas cuando Christian lo sostuvo entre sus brazos, plantando un beso tan intenso que no le dio tiempo a decir nada más al respecto, dejando que sus bocas discutieran aquel asunto, en el que la del chico por más que intentó negarse, los deliciosos y muy expertos labios de su amante, parecían estar ganando aquella batalla, robándole al tembloroso y excitado inmortal unos cuantos gemidos ahogados, los cuales fueron devorados por la hambrienta boca de su amante.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang