Capítulo 2

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Conociéndonos

Los pétalos blancos del árbol de cerezo que adornaba una de las zonas verdes de la universidad, cayeron incesantes cuales copos de nieve sobre el pasto recién cortado que saturaba el aire con su frescor, mientras Edward trataba de leer uno de los grandes tomos psiquiátricos que había adquirido en la biblioteca, pero la conversación que había tenido con Alice la noche anterior, no lo dejó concentrarse en su lectura.

"—Fui a ver a Bella, Edward..."

Le había notificado su hermana sin ningún tipo de tacto hacia lo que él pudiese haber sentido al respecto, imaginando que a lo mejor, era eso precisamente lo que buscaba su hermana, moverle alguna fibra al respecto con aquella acotación inesperada de su parte, ya que Edward había estado reacio a contarle algo sobre su proyecto de tesis lo que por supuesto involucraba hablar del odioso, egocéntrico y extraño señor Grey, rehusándose a abrirse con ella.

"—¿Y?... —Fue la corta y seca respuesta de Edward a la notificación de su hermana, y a pesar de que en efecto había logrado remover todo los recuerdos del pasado, el serio e inmutable vampiro no se lo demostró.

—Se encuentra bastante fea y demacrada. —Edward no supo cómo tomar aquello, ya que los pensamientos de su hermana adoptiva no le decían mucho—. Esa barriga suya parece toda una camada de perros, pobrecita... creo que explotará...

—¿Alice? —le interrumpió Edward con el ceño fruncido—. ¿A qué viniste?... ¿a traerme los tenis, a tortúrame o a averiguar qué demonios estaba pasando con mi vida en estos últimos meses?

—Las tres cosas. —¿Por qué a Edward no le sorprendió aquella sincera y espontánea respuesta de su menuda y atolondrada hermana?... simple, esa era Alice, natural, sin poses ni actitudes hurtadas, ella era así, y eso la convertía en el ser más extraordinario del planeta—. Quería traerte los tenis, ya que se que tus gusto para comprar no son tan bueno como los míos. —Edward rodó los ojos de mala gana, sentándose junto a ella, ya que al llegar al departamento, lo primero que hizo fue cambiarse de ropa y ponerse más cómodo—. También quería ver tu cara de sufrido y saber qué habías hecho sin tu amada hermana. —Edward apretó los labios, tratando de no reírle sus ocurrencias.

—Entiendo... —respondió comenzando a probarse los tenis—. Pues me gustaron los zapatos, gracias. —Se levantó y caminó con ellos­—. En cuanto a lo de Bella, pues... —Se pensó una respuesta que no le demostrara a su hermana que aquel tema aun dolía—. Debe ser feliz con su embarazo... supongo. —Alice alzó una ceja mirándole incrédula—. Y estos últimos meses he estado haciendo lo mismo, estudiando, estudiando y estudiando.

—Que aburrido eres. —Edward volvió a sentarse junto a su hermana, sonriendo con desgano.

—Bueno, Alice, ese soy yo... el aburrido hermano emo y lacerante que se tortura a sí mismo una y otra y otra vez, tan aburrido que iré mañana sábado a la universidad a terminar unos trabajos y a buscar algo interesante que leer.

—Patético. —Ambos asintieron, mientras Edward se quitó el calzado, quedándose descalzo—. Eso cambiará. —El aún sonriente vampiro le contempló—. Él lo cambiará todo. —Edward no supo de quién hablaba, hasta que vio nuevamente en la mente de su hermana el rostro de Christian Grey.

—Supongo... tener que soportar al ególatra insufrible del magnate, sin duda cambiará todo mi itinerario de lamentos y puñaladas en el pecho y largos días de pretender matarme de hambre tan solo por el disfrute morboso de tu hermano a lastimarse a sí mismo.

—Pues ya no tendrás que jugar ese insufrible juego solo. —Edward se sorprendió, y aunque trató de disimularlo, Alice ya había notado aquella ceja en alza y el semblante extrañado de su hermano—. Christian es alguien muy peculiar, desde que supe que se involucrarían, averigüé todo sobre él. —El serio vampiro se incorporó del sofá.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ