Capítulo 24

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Contratiempos

El fin de semana estaba próximo a llegar y con él todos los problemas que se les venían encima tanto a Edward como a Christian, quienes habían tenido una larga conversación con sus guardaespaldas personales, los cuales no tuvieron inconveniente alguno en guardarles el secreto a ambos, pero Sam ya le había explicado a Edward cómo funcionaba la unión mental entre los lobos y si el líder de la manada debía transformarse para salvar a cualquiera de los implicados en aquel conflicto, lo haría sin pensar en las consecuencias, rogando porque si aquello ocurriera, él pudiese sumergirse en lo pensamientos de lo que estuviese sucediendo en aquel momento y no en lo que ahora sabía, dejando escapar algo impropio sobre lo que estaba pasando entre el vampiro y el magnate.

—En verdad te agradezco que hayas apoyado a mi hermano en todo esto, Edward esta tan confundido y temeroso que no logra entender lo que realmente está pasando entre Christian y él. —Acotó Alice, tratando de lidiar con toda la paquetería que traía entre los brazos, mientras Sam intentó mantener los suyos en equilibrio para que no se cayeran al suelo.

—La verdad es que cuando salí del camarote, jamás pensé en encontrarme con una escena como esa. —Alice sonrió, señalando con una mueca la camioneta que Emmett había rentado para ir a Seattle, la cual Carlisle prefirió comprar, ya que sería muy necesaria para alguna otra ocasión, dejando que sus hijos la usaran—. Aún tenía sueño pero las ganas de mear me estaban matando. —La menuda vampiresa soltó una risotada, introduciendo todas las bolsas en el interior de la camioneta, después de que Sam abriera la puerta corrediza, intentando no hacer un desastre en la acera—. Pero no sé a dónde diablos se me fueron las ganas, yo no quería ni respirar, sentí que estaba sobrando en aquel momento pero el don de tu hermano me delató.

—¿Qué pensaste? —preguntó Alice ayudando al corpulento Quileute a introducir los paquetes que él traía, organizándolos por tamaños.

—Pues pensé en ti y en que sin duda estarías saltando de dicha al ver a tu hermano shippeando en el barco—. La chica soltó una risita jocosa y aniñada, cubriéndose tímidamente la boca, disfrutando que Sam usara la palabra Shippeo en vez de maricón, gay o alguna otra etiqueta—. Es en serio, no te rías... apuesto a que tú eres feliz sabiendo que Edward es un shippeador. —Alice asintió sin dejar de sonreír.

—Pues debo admitir que sí. —Sam puso los ojos en blanco, cerrando la puerta lateral de la camioneta, abriéndole la del asiento del copiloto, para que la chica subiera, ya que ninguno de sus hermanos quiso saber nada acerca de las compras masivas que la vampiresa haría para aquella fiesta, de la cual aún no habían sido invitados, pero según Alice, así sería—. Carlisle y yo sabíamos que Edward tenía ese tipo de inclinaciones, solo que él no se daba cuenta y siempre intentó darle a Esme lo que ella quería, verlo con alguna chica. —Sam asintió cerrando la puerta después de que Alice tomara asiento. Rodeó el lujoso auto y tomó asiento a su lado, arrancando al fin el vehículo.

—Bueno Alice, no debes apresurarlo... deja que él solo vaya conociéndose así mismo. —La pequeña vampirita volteó a verle con una socarrona sonrisa.

—¡Vaya!... Jamás creí que el señor Me-rio-de-todos-los-shippeos estuviese aprendiendo a ser tolerante.

—Siempre he sido tolerante, Alice... son Jacob y Paul los homofóbicos, yo ya sabía desde hacía mucho tiempo atrás que Seth era Gay, en la reservación tenemos escuela conjunta, somos pocos, así que nos dan clase a todos en un mismo salón y Seth jamás le gustaba estar cerca de nosotros cuando estábamos en la clase de deportes... son cosas de las que uno se va dando cuenta con el tiempo. —Alice asintió, sin dejar de mirar a Sam, quien conducía perfectamente la camioneta, incluso mucho mejor de lo que lo hacía Emmett.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Where stories live. Discover now