Capítulo 70

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Los amos del universo

Seis años después

Un par de cuerpos masculinos se daban placer con todos los hierros en el interior del cuarto de baño de la lujosa mansión victoriana que Christian le había regalado a Edward como obsequio de bodas, formando no solo un reguero de agua y jabón por toda la glamorosa habitación de mármol blanco y dorado, sino un constante chapoteo ante las frenéticas embestidas del alfa que intentaba aparearse con un calenturiento y muy predispuesto omega, el cual rugía aferrado del borde de la tina en cuatro patas, mientras el furioso y deseoso hibrido aferraba a su presa por las caderas, destrozándole aquel delicioso e incansable trasero.

—¿Qué pasa, Nanu?... ¿Ya estás cansado?... Me decepcionas. —Le retó el desinhibido muchacho de escultural cuerpo Quileute, al cual se le marcaban muy definidamente cada uno de sus bíceps y tríceps.

—Te gusta jugar con fuego... ¿No es así niño? —Nahuel le dio un par de fuertes nalgadas, lo que ocasionó que Anthony gimiera, estremeciéndose de gusto ante la follada.

—Aquí el mayor de los dos soy yo.

—Pero yo soy el alfa... así que callado. —Un par de nalgadas más, al igual que la aceleración de sus cadenciosos movimientos detrás del deleitado Quileute, lograron que Anthony gimiera y se estremeciera, soltando un chorro de pre-cum que lo desestabilizó por completo, comenzando a masturbarse—. ¡Vamos!... Tony... acaba de una vez para mí, yo ya me he corrido tres veces dentro de ti y tú aun...

—Paciencia futuro amo y señor de los inmortales. —Nahuel aferró por el cuello al impertinente jovencito frente a él, incorporándole un poco para poder susúrrale al muchacho en su oído.

—Cuando tu señor te diga que te corras, tú te corres... —Ambos intentaron permanecer serio, pero transcurridos unos segundos, ambos soltaron unas estruendosas carcajadas.

—Creo que te falta más prepotencia, Nanu... mi padrino Edward siempre dice que el señor Klaus poseía una forma única e inimitable de hablarle a sus subordinados. —Aunque estaban fornicando por todas las de la ley, ambos chicos siempre trataban de realizar juegos eróticos como esos, haciéndose pasar por alguien más.

—No se dice poseía... se dice, posee... Klaus no está muerto. —Mientras hablaban seguían fornicando, siendo Nahuel quien se corriera de nuevo en el interior del muchacho, jadeando y rugiendo como fiera salvaje, aferrando al muchacho por el rostro para que girara la cabeza, lengüeteándole la boca sin dejar de mover sus caderas, entrando y saliendo de aquel incansable trasero.

—Mmm... Aaggrr... Uufsh... sí, sí... más... quiero más... —Mientras los muchachos iban por el quinto round, Christian se paseaba de un lado a otro al final de aquel pasillo en el segundo piso, en donde ambos jóvenes se entregaban el uno al otro sin contemplación alguna, aun a sabiendas de lo que estaba pasando en el exterior de la hermosa casa antigua, en donde se realizaría un gran festejo.

—¿Qué diablos estás haciendo aquí a medio vestir, Christian?... Los invitados están por llegar y tú aun no has terminado de... —Edward enmudeció al percibir los pensamientos de su ahijado en el interior del baño al final del pasillo donde Grey se encontraba, sin saber que hacer al respecto—. ¿Están fornicando de nuevo? —preguntó el apuesto vampiro vestido de smoking, dejando de atarse el corbatín.

—Van por el quinto. —Soltó Christian de lo más relajado.

—¿Y te parece bien? —Le interrogó Edward con la cara agría.

—Bueno... hay que reconocer que Nahuel es todo un semental, pero tu ahijado sí que tiene aguante... mira que soportar tanta verga y no quejarse, sino que sigue pidiendo...

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Where stories live. Discover now