Capítulo 2| Trabajo de espía

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Jugar a ser un espía no formaba parte de la redacción de mi última voluntad antes de morir

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Jugar a ser un espía no formaba parte de la redacción de mi última voluntad antes de morir. Es más, me vi tentada a cambiar de objetivo, porque probablemente terminaría cometiendo un estúpido desliz que terminaría por delatarme. Empero, mi curiosidad resultaba mayor que mis temores.

Ella siempre se quedaba con el chico que quería, no tenía ni que ponerle empeño. Supuse que ya era hora de aprender alguno de sus ridículos trucos de seducción que más tarde podría poner en práctica con... Con alguien cuyo nombre no visualizaba.

En cuanto a Levi, Petra nos llevaba una ventaja considerable a todas debido a que fue la primera en tomar la iniciativa de dirigirse a él.

Estaba ansiosa por saber de qué hablaban, y a la vez, prefería no enterarme.

Quizá ya lo había invitado a salir bajo la excusa de querer mostrarle las instalaciones de la escuela. Irían juntos a la cafetería y ella se ofrecería a pagar la cuenta de ambos. Luego le haría saber que su compañera de cuarto demoraría en llegar a la habitación y se haría la víctima para que su acompañante sintiera lástima por su soledad. Una vez adentro, juntos y solos, aquel que se acababa de robar mi atención caería ante sus encantos y la rodearía con su calor, desembocando en besos que, por algún motivo, deseaba que fueran para mí.

Sí, era demasiado pronto para estarle dando vuelta a esas cosas, me desconocí por un instante.

Sentí una punzada de dolor en el estómago, como si hubiera ingerido un veneno que empezaba a corroerme las venas. «¿Qué está pasando? ¿Acaso tengo celos?», pensé. La respuesta no tardó en salir.

En mi defensa, cualquiera tendría celos de Petra. Ella era un sol viviente, la nítida representación de todas las cualidades que una persona conseguiría llegar a desarrollar en el transcurso de su existencia. No importaba a quien se le preguntase, en general se tenía la creencia de que era cariñosa, atenta, dulce e inteligente, de las mejores estudiantes junto conmigo y, por si fuera poco, no era nada fea, además de que se había esforzado por mantener un buen estatus social.

Lo tenía todo, menos a Levi. Y justo ahí es donde pensaba hacer mi aparición fortuita. No me inclinaría a admitir que la odiaba, pero me encantaría ser capaz de irradiar esa genuina amabilidad sin dar la impresión de que estoy fingiendo.

—Levi, en verdad me da mucho gusto que estés aquí. Yo... —comenzó, un tanto nerviosa—. Yo no pensé que volveríamos a vernos después de aquella vez.

Acerqué mi oído hasta donde fue posible, atenta a la sombra que la puerta proyectaba en el suelo con el fin de evitar asomarme más de lo debido.

De modo que también se conocían desde antes. Vaya que Levi era popular entre las mujeres. No sé por qué no me extrañó en lo absoluto.

—Sí, bueno. No me dejaron muchas opciones que digamos —respondió con evidente resignación.

—Lo importante es que gracias a Erwin se te dio una segunda oportunidad, deberías aprovecharla —aseguró con ese ronroneo en su voz que cautivaba a mayoría del género masculino.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now