Capítulo 32| Matices

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—Me alegro de que te hayas recuperado de tu infección estomacal

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—Me alegro de que te hayas recuperado de tu infección estomacal.

Hitch no se había apartado de mí desde la mitad de la jornada. Al principio, me dio mala espina, y ya comenzaba a especular respecto a que sabía más de la cuenta.

Sin embargo, aquellas sospechas desaparecieron como las hojas que eran llevadas por las densas corrientes de aire una vez que mencionó lo de la "infección", el término con el que acordamos mantener lo que había sucedido fuera del alcance de ciertas personas.

¡Y vaya malestar que terminó siendo! Tenía nombre y rostro, los cuales nunca tuve la dicha de conocer, ni por equivocación.

—Sí, espero no tener una de esas en un largo tiempo —dije.

No estaba dispuesta a derrumbarme justo ahora, a pesar de que lo necesitaba con urgencia. Los recuerdos eran una carga aplastante de llevar, resultaba aún más complicado desprenderse de ellos una vez que me acostumbré a que me circundaran. Era como si hubiesen pasado a formar parte de mí y no hubiese modo de evitarlo.

—¿Estás bien? —preguntó con un interés inusual, el de alguien consciente de que un antiácido hacía maravillas.

Aquella interrogante le dio a la conversación un tono de confidencia inesperado. Dudé que esas fueran sus intenciones.

—Lo estoy. —Le sonreí con toda la sinceridad que fui capaz de transmitirle. Era el momento adecuado para desviar el tema—. ¿Sabes, Hitch? Creo que te he estado juzgando mal. Eres muy agradable, deberíamos ser amigas.

—Pensé que ya lo éramos. —Profirió una risa exagerada que me motivó a actuar en consecuencia.

Su alegría era contagiosa. Focalicé mi atención en ella y en lo bien que se sentía reír con soltura, al grado de que no me percaté de que alguien se había posicionado detrás de nosotras, temeroso de generar un movimiento en falso que lo alejara de su objetivo. Sí, advertía que yo era el objetivo.

Me preocupaba que mi corazón ya no latiera a un ritmo apresurado cuando notaba su presencia, era un mal indicio.

Quizá la etapa de los tres meses de enamoramiento había culminado, dejándome con esa sensación de vacío que se obtiene tras comprender que alguien no era para ti, y quizá nunca lo fue. O tal vez solo era producto de mi molestia por su negativa a hablar conmigo desde la ocasión en la que volví a encontrarme con ellos.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now