Capítulo 17| Demasiado bueno para ser verdad

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Durante el resto de la mañana fui incapaz de mirarlo sin que mis mejillas se encendieran y mis ojos se comportaran esquivos, tratando de evitar por todos los medios posibles cruzarse con los suyos

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Durante el resto de la mañana fui incapaz de mirarlo sin que mis mejillas se encendieran y mis ojos se comportaran esquivos, tratando de evitar por todos los medios posibles cruzarse con los suyos.

Me aseguré de volver a mi habitación apenas terminaron las clases. Tenía que adentrarme en mi burbuja, aquella que Levi se encargó de reventar de un pinchazo.

Qué maravilla. Los primeros en elegir pareja no eran capaces siquiera de dirigirse la palabra. Un claro indicio de que ejecutaríamos un excelente trabajo. Resultaba irónico que ayer le hubiese dedicado una entrada en mi diario, en la que lo ensalcé por encima de los límites de lo idóneo.

Enfrentar los temores debería ser una especie de ejercicio obligatorio que tienes que aprobar antes de conseguir el diploma que te acredita como «adulto». Me conocía lo suficiente para tener bien definidos cuáles eran los míos, el detalle era que aún no me sentía del todo calificada para vencerlos. Contaba con la determinación, pero a veces me faltaba el valor.

La vergüenza pública era quizá el que mayor cantidad de impedimentos me había traído a lo largo de mi existencia. Se me estaba complicando compaginar mi atracción por Levi debido a esto, ya que él se encargaba de exponerla cada que se le antojaba, aunque sabía que no lo hacía de mala fe. De todos modos, no había llegado al extremo en que me había conferido, hasta ahora.

Odiaba no saber interpretar lo que ocurría dentro de su cabeza. No comprendía por qué le resultaba tan sencillo acertar en sus suposiciones respecto a mí cuando yo ni siquiera sabía un dato básico como su color preferido u otros detalles simplones que se le preguntaría a una persona a la que llamas «amigo».

En ocasiones, me desorientaba al analizar los paradigmas que definieron la relación que se había forjado entre nosotros. Todavía me inclinaba a creer que no era la locución más adecuada para describirla, porque implicaba resignarse, y dudaba que hubiese una sola persona que aceptara de mala gana lo que había estado deseando con vehemencia.

Anticipar su manera de proceder había sido complicado, de modo que no había podido establecer un patrón de comportamiento que me permitiera predecir cuál será su siguiente maniobra. Esa intriga me sumió en un estado de caos debido a que, por un lado, me generaba una sensación punzante de hastío en el pecho, que solo cesaba cuando me atrevía a confrontarlo. Se nos estaba haciendo costumbre, y no era normal.

Por otra parte, disfrutaba de mantenerme en ese estado de ignorancia de sus designios, era como el velo que me separaba de la incógnita que esconde bajo esa mirada inexpresiva e indiferente. No me sentía particularmente orgullosa de esta disonancia.

—¡Así que el enano te eligió como su pareja en el baile! —exclamó Hange, apenas terminé de contarle lo que había sucedido.

No me permitía explayarme con lujo de detalle cuando se emocionaba. Me resultó gracioso que solo hubiese reparado en esa parte de la conversación, siendo que implicaba datos que yo consideraba de mayor trascendencia.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now