Capítulo 21| Las apariencias engañan

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No encontré un término que pudiese describir la magnitud del escándalo que armó Hange una vez que regresamos, pero sí podría constatar que este fue breve

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No encontré un término que pudiese describir la magnitud del escándalo que armó Hange una vez que regresamos, pero sí podría constatar que este fue breve. Levi la mandó callar bajo el argumento de que le estaba reventando los tímpanos.

Sí, era un exagerado cuando se lo proponía. De todos modos, ella accedió luego de envolvernos en un abrazo grupal que casi me cortó el flujo de aire.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez en que fui tan feliz que ya había olvidado las señales. Mi cuerpo estaba sumido en una cálida sensación de bienestar, mi corazón latía a un ritmo impresionante y los músculos de mi cara se relajaron, obligándome a sonreír de oreja a oreja. Era difícil creer que seguía despierta cuando la realidad se había transformado en uno de esos sueños de los que no quisiera despertar nunca.

Mientras ella le sacaba la verdad a regañadientes (porque su naturaleza curiosa la impulsaba a reunir todos los detalles), me aparté a mi habitación con el fin de buscar un lugar digno para colocar mis obsequios. Pensé en guardar la carta en aquella caja donde había conservado una infinidad de escritos similares, aunque al final me pareció más sensato llevarla conmigo de regreso al campus.

La belleza de las flores me tenía ensimismada porque el color parecía estar presente en sus células, como si así hubieran brotado del suelo.

Luego de acariciarlas durante un rato, conseguí que uno de los pétalos se desprendiera, y terminé arrugándolo entre mis dedos. Hasta entonces, reparé en el singular aroma que emanaban, el cual pensé había sido consecuencia del invento de Hange. Me preocupó que la piel se me fuera a teñir de azul, pero suspiré aliviada cuando me di cuenta de que el color no se había traspasado.

Más tarde, iniciamos una competencia de "Piedra, Papel o Tijera" para decidir quién elegiría la película. Levi rodó los ojos cuando Hange le ganó luego de cerrar con ímpetu la palma sobre su puño, y de que ambos me eliminaran en la primera ronda. Probar fortuna en los juegos de azar era una pérdida de tiempo para mí, la suerte nunca estaba de mi lado.

La buena noticia era que mi mejor amiga y yo teníamos gustos similares, así que me emocioné cuando tecleó Los Juegos del Hambre en el ícono de búsqueda.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now