Capítulo 31| Te debo una

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KIOMY

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KIOMY

Detrás de un beso se pueden esconder distintos significados. Es posible verlo como una candorosa manifestación de agradecimiento, o como un símbolo de amor entre dos personas que se atraen física y emocionalmente. No obstante, en algún punto de la historia se convirtió en el protagonista de la traición en su estado más corrompido.

Entonces, el sentido que se le otorgue depende de la meta que se desee alcanzar. Y justo ahí fue donde radicaba el mayor de mis problemas, ya que yo no había delimitado mis verdaderas intenciones.

Mantenerme al margen del peligro no era mi especialidad. Definir mis límites resultaba cada vez más complicado. Todavía no llegaba a esa época en la que conseguía el equilibrio entre lo que quería y lo que consideraba beneficioso. Estaba aprendiendo a sobrellevar ambas manías.

La sensación de haber sido reducida a un animal en cautiverio llegó al punto de volverse incontenible, culminó en un deseo malsano que emergía de las profundidades recónditas de mis pensamientos. Dejar de lado mis principios en búsqueda de un bien mayor para mi propia persona no me pareció tan descabellado cuando me enfrenté a la que quizá sería mi única oportunidad de liberarme de aquel yugo.

La tensión en mis piernas se hizo notoria apenas percibí que me rozaba con una de las suyas. Agradecí que se me privara de la vista porque contribuyó a que el resto de mis sentidos terminaran de activarse, y la imaginación, a jugarme una mala pasada. La creciente necesidad por obtener aquello que parecía inalcanzable se convirtió en mi más acérrimo enemigo.

¿Por qué me había resultado tan fácil atraerlo hacia mí? ¿Acaso él también anhelaba tener un acercamiento de este tipo conmigo? Era imposible dilucidarlo, pero me agradaba en sobremanera.

Actuó con premura y negligencia, dejándose cautivar por sus aspiraciones. Recordar que pretendía darse ínfulas de superioridad me pareció incongruente, puesto que ahora estaba mi merced.

La ironía cobraba relevancia al tomar en cuenta que había accedido por decisión propia, sin que tuviera que proponérselo. Parecía que, después de todo, yo era capaz de ejercer cierta influencia sobre algunas personas.

No tuve que pedírselo en dos ocasiones, sus manos se dedicaron a buscar las mías con lentitud. Me obligué a mantener la respiración controlada, así como a apretar los dientes. Cualquier sonido incómodo iba a romper con la armonía que había logrado generar.

Me acarició el dorso, ocasionando que me estremeciera con su tacto, que era firme. Un cosquilleo se instaló en la boca de mi estómago, y provocó un raudal de emociones que hacía tiempo no experimentaba.

Por supuesto, la mano de Levi emitía un aura de sosiego que dudaba que pudiese encontrar en alguien que no fuera él, así que de repente sentí pesar por lo que hacía. Inclusive me asestó el pensamiento de disculparme por la desgracia que estaba a punto de desatarse a causa mía, al grado de serle infiel, aunque no éramos nada; aunque nunca llegásemos a ser más que conocidos.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora