Capítulo 48| Ahora o nunca

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Hange se había ofrecido a afinar los detalles de nuestro proyecto, en compensación por lo aturdida que me encontraba luego del incidente de la fiesta, a lo cual me negué

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Hange se había ofrecido a afinar los detalles de nuestro proyecto, en compensación por lo aturdida que me encontraba luego del incidente de la fiesta, a lo cual me negué.

Mi mente requería mantenerse ocupada, por lo que estimé conveniente que trabajar con ahínco iba ayudarme a canalizar (ignorar) el estrés, y así no darle cabida a pensamientos intrusivos. Era una de las contadas actividades sobre las que aún mantenía el control.

La había echado de menos en la fiesta, aunque tampoco dejaba de pensar en que le favoreció no haber asistido. A pesar de que no lo expresó en voz alta, yo sabía que ella no se arrepentía del todo.

Lo cierto es que se había ahorrado un angustioso trauma e infinidad de preguntas, así como las miradas indiscretas de la gente que no tiene nada mejor que hacer que esparcir rumores. Todavía me resultaba difícil ignorarlos, pero había otras actividades en las cuales invertir mi valioso tiempo.

El día de la presentación estaba hecha un manojo de nervios. Estos aumentaron conforme los otros equipos exponían, pues el mío fue relegado al antepenúltimo puesto. Estuve repasando mis notas hasta el cansancio, mientras que mis dos amigos solo las miraban por encima. Eso de improvisar no se contaba entre mis talentos.

Una vez más, me sentí decepcionada cuando la quimera de extendernos una sentida felicitación al desenlace no fue trasladada a la realidad.

Levi ni siquiera aguardó a que la sesión terminara. Pidió permiso para salir en cuanto tuvo la oportunidad, sin dignarse a despedirse de nosotras. Me preguntaba de que estaría ocupándose, últimamente se le veía más apurado que de costumbre. Puede que se hubiera vuelto presa del estrés colectivo esperado durante los últimos días de cualquier ciclo escolar.

Uno de esos estudiantes que se vanagloria de la opulencia otorgada por el dinero de sus progenitores había organizado una fiesta en miras de celebrar que nos restaban unas horas para salir de clases. Hicieron un llamado a todo el mundo, y claro, mi amiga no quería quedarse atrás al ser «la única aburrida que iba a desperdiciar semejante invitación», de acuerdo con sus propias palabras.

Decidí que intentaría controlar mis miedos por ella, pues alcanzaba a intuir que su verdadero interés se extendía más allá de tomarse unos tragos y participar en uno de esos juegos en los que les entregas tu intimidad a completos desconocidos o quedas a su merced, perdiendo el honor.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now