Capítulo 5| Como caído del cielo

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Cuando el silencio incómodo se esparció a lo largo y ancho del recinto, dimos la conversación por terminada

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Cuando el silencio incómodo se esparció a lo largo y ancho del recinto, dimos la conversación por terminada. Tomamos nuestras pertenencias y dejamos los bancos en su sitio antes de abandonar el laboratorio.

Apagué las luces y esperé a Hange en la entrada, quien fue la última en salir, pues ella estaba a cargo de cerrar y mantener las llaves en custodia. Les pasó una hoja y todos firmaron con rapidez. La letra de Nanaba captó mi atención, era bastante prolija. No pude opinar lo mismo respecto de la de los demás.

Al despedirnos, se mezclaron varios «Descansen» y «Nos vemos mañana» de manera aleatoria.

Ian, Mitabi y Rico se unieron en un grupo que se desvaneció entre la negrura del pasillo. Sus voces se fueron escuchando cada vez más y más débiles, hasta que dejaron de percibirse en su totalidad.

Nanaba se quedó en medio, junto a Lynn. Yo me mantuve atrás a propósito, estaba ansiosa de discutir con Hange sobre lo que había sucedido.

La temperatura había bajado considerablemente, pero aún era soportable. En cuanto a mí, seguía tan ensimismada en las preguntas audaces de Nanaba y en cómo había logrado sortearlas gracias a Hange, que el frío en el exterior se convirtió en la más insignificante de mis preocupaciones. Esperaba que mis defensas estuviesen listas para sobreponerse ante un resfriado. No me apetecía enfermarme.

—Gracias por la ayuda de hace un momento, te debo una muy grande —le dije a Hange.

—Ah, eso. No fue nada, para eso somos las amigas. Supongo que tenemos una charla pendiente, Kim —suspiró con fatiga, en medio de bostezos que se volvieron constantes. Noté que estaba luchando por no cerrar los ojos—. Aunque será en otra ocasión ¿de acuerdo? Estoy tan cansada que podría dormir durante varios días seguidos.

La observé condescendiente. A veces pensaba que mi carrera era difícil y solía quejarme por la sobrecarga de tareas, proyectos e información por estudiar, cuando evidentemente en su caso era todavía peor.

Personas cercanas a mí solían concordar en que yo terminaría estudiando Medicina o alguna Ingeniería, porque según ellas encajaban en el perfil. Yo discrepaba con tales opiniones. Mi amor no radicaba en la ciencia ni en las operaciones matemáticas imposibles. No había logrado amenizar con ellas ni durante tres años escabrosos de preparatoria. Quería dejarlas por la paz.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now