Capítulo 42| Aquella noche, parte II: ¿Qué estás haciendo aquí?

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Mediante los altavoces anunciaron que se daría inicio al costumbrado vals, y extendieron una invitación para que todos los alumnos se dirigieran a la pista

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Mediante los altavoces anunciaron que se daría inicio al costumbrado vals, y extendieron una invitación para que todos los alumnos se dirigieran a la pista.

De inmediato, Eren se puso de pie, tomando a su madre por las manos. Mi tío imitó la acción al ir por Mikasa. Armin y yo estábamos tan sincronizados que nos dirigimos la mirada al mismo tiempo. No hubo necesidad de que me lo pidiera, sabía justo lo que estaba pensando. Le pidió permiso a Colt y este estuvo de acuerdo.

Nos acomodamos en las orillas para no correr el riesgo de estrellarnos con alguien. Armin estaba hecho un manojo de nervios, posiblemente nunca antes se había visto en una situación parecida, pero la emoción del momento lo animó a levantarse.

Bajo las suelas de mis zapatos me topé con la agradable sorpresa de que la pista de baile no era un simple prisma rectangular hecho de polietileno; contaba con un circuito de luces integradas que iluminarían cada uno de nuestros pasos.

Le bajaron la intensidad a los candelabros y el ambiente se tiñó de un púrpura rosáceo, que le otorgó un aura misteriosa.

—Kiomy, tendrás que perdonarme, pero tengo dos pies izquierdos —confesó con voz trémula.

—Armin, yo tampoco soy una experta. Tú solo concéntrate en la música, ¿está bien? Me siento honrada de que me hayas elegido. —Le sonreí para brindarle confianza. Él se agachó cuando la rojez apareció en sus mejillas.

Sujetó una de mis manos con delicadeza, y yo lo tomé por la otra hasta dirigirla a mi cintura, no sin antes asegurarme de tomar la falda entre mis dedos. Me aterraba que, al dar un giro, mis pies terminaran enredándose en ella.

Una silente melodía comenzó a esparcirse por todo el recinto. La cantante del grupo entonó la letra de una forma angelical, que tenía una esencia melancólica y apagada. Era preciosa, cautivadora, al punto de que me transportó a una dimensión en donde la paz y la armonía eran abundantes.

Pronto, nuestro entorno comenzó a girar en círculos. Fijé mi vista por en Eren y su madre. Su alegría me pareció contagiosa. Hacia la derecha, mi tío conversaba animadamente con Mikasa conforme se movían al ritmo de la música. Pensé que la forma en que la capa de su vestido se balanceaba le daba la apariencia de una reina.

—¿Sabes, Armin? Te ves espectacular esta noche —interrumpí su concentración.

—Gracias, Kiomy. Tú no te quedas atrás.

—Apuesto a que tus padres estarían orgullosos de verte ahora.

Me arrepentí en el acto. Lo cierto es que no lo dije con mala intención. De hecho, sabía que él era el más indicado para mencionar ese detalle sin que nuestro brío se volviera triste.

—Sí, yo opino lo mismo. —Se le formó una media sonrisa—. Aunque ellos no estén aquí conmigo, no puedo decir que me sienta solo. Es una bendición contar con ustedes. Los padres de Eren, Mikasa, tú y el mismo Eren, son las personas más importantes de mi vida. No habría logrado todo esto sin su ayuda.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now