Capítulo 15| No era necesario

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En cuanto atisbé en la orden de avanzar, desplegué los brazos hacia adelante

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En cuanto atisbé en la orden de avanzar, desplegué los brazos hacia adelante. Dejé que me condujera el disparo de energía que se había acumulado en mis articulaciones.

Tenía la vista fija en la meta, que se encontraba a cuatrocientos metros delante de mí. Nada iba a distraerme de mi propósito, a saber, completar el recorrido en menor tiempo que Levi, para así restregarle en la cara que ya podíamos ser amigos.

Dudar no era una opción viable en las competencias. Un par de segundos de hesitación bastaban para generar un retraso, y equivalían a la mínima diferencia que separa a la medalla de oro de la de plata, y a esta de la de bronce.

Con cada paso, me esforzaba por inhalar el oxígeno de la manera correcta, pues no quería que una bocanada mal inducida me dejase fuera de combate. La presión en el pecho y en la cabeza no tardó en aparecer. Me encantaba esa sensación envolvente de adrenalina en el torrente sanguíneo, inundando todos los rincones de mi cuerpo.

Me preguntaba qué pensaría él de todo esto. La idea se me vino a la mente en medio de un torbellino de emociones negativas, así que ni siquiera me di el tiempo de averiguar si estaba conforme.

No sabía si su orgullo le permitiría perder contra una chica tan insignificante como yo. ¿Sería de los que aplicaban la estrategia de fingirse un oponente indefenso, para de este modo proyectarme una falsa imagen de confianza, y estaba esperando a sorprenderme con unas habilidades que superaban a las mías?

Levi era tan inteligente que no me extrañaría que estuviese maquinando un plan parecido. Me sentía como Katniss cuando meditaba en la posibilidad de acercarse a la cornucopia en pleno baño de sangre por primera vez, solo que yo no iba en búsqueda de una mochila con provisiones y armas para defenderme.

Justo a la mitad de la pista, en la parte donde se iba volviendo curvilínea, tuve un desliz que me habría costado un elevado precio en el ámbito profesional, tanto por romper el reglamento como porque se trataba de una distracción desconcertante.

Me sentí estúpida de haber cedido ante un deseo malsano que cobró ímpetu durante los días anteriores. Estaba ansiosa de verlo con el fin de grabarme aquella imagen en la memoria. Quería conocer su mirada de determinación, cuando más concentrado luciría.

Al ceder, me sentí profundamente contrariada, pues Levi no había avanzado ni un centímetro desde el anuncio de Hange.

Oh, no. No toleraría que me dejara ganar así como así. Me estaba dejando en ridículo, a pesar de que no había rastro de espectadores, y no se lo perdonaría. ¿Dónde había quedado su espíritu de competencia? ¿Por qué de repente decidió quedarse en su lugar? ¿Qué pretendía? ¿Se quedó paralizado por el miedo? ¿O no será que...?

No. No era cierto. Es lo último que esperaría de él.

Fue entonces que aceleré el paso, impulsada por un ferviente deseo de volver a confrontarlo. El reloj seguía corriendo, y aunque ninguna cláusula en nuestro trato prohibía la permanencia en la línea de salida, bajo la misma lógica tampoco existía otra que regulara la duración del recorrido.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now