Capítulo 8| Cómplices

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Aquellas voces pertenecían a Mike Zacharius y Nile Dawk, los mejores amigos de Erwin

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Aquellas voces pertenecían a Mike Zacharius y Nile Dawk, los mejores amigos de Erwin. Probablemente creyeron que se estaba demorando y habían venido para llevárselo de vuelta.

No tenía nada en contra de ellos, hasta podría decir que era agradables si se les trataba por separado (porque juntos eran tan molestos como un enjambre de mosquitos). Debido a lo anterior, no estaba dispuesta a permitir que nos encontraran a Hange y a mí en medio del baño de los hombres, podrían quedarse con la primera impresión de por vida, lo que resultaría en un inconveniente malentendido.

Mi corazón se encogió al percatarme de la rapidez de sus pasos. De acuerdo con mis cálculos, venían justo por el pasillo de la entrada, no tardarían en arribar al cuarto interior.

Hange fue invadida por la ansiedad, al igual que yo. Coincidimos, sin decir nada, en que era fundamental escondernos, solo que no sabíamos qué hacer. Fue entonces que Erwin nos detuvo con un ademán en el que abrió las palmas, señalando hacia el suelo en miras de tranquilizarnos. Con la vista me indicó que me resguardara en su casillero.

Sin pensármelo dos veces, me apresuré para adentrarme en el estrecho espacio de metal, lo cual no implicó un desafío debido a mi tamaño: parecía hecho a propósito para que yo cupiera.

Me acomodé con las rodillas pegadas al pecho. Erwin azotó la puerta una vez que se aseguró de que no me causaría magulladuras.

No podía ver nada, la rejilla que permitía el paso de la luz se encontraba fuera de mi alcance. Me preguntaba en dónde habría escondido a Hange.

Estaba al tanto de que Erwin era un hombre ocupado, no obstante, debería destinar un espacio en su apretada agenda para dedicarse a limpiar a este polvoriento casillero. La humedad que se desprendía del vapor de las regaderas no contribuía en lo absoluto a que el olor fuera agradable, ya que a pesar de que no se veía ninguna grieta en la superficie, el óxido se estaba abriendo paso a un ritmo exacerbante.

De cualquier forma, no permanecería ahí por mucho rato, o eso esperaba. Tenía plena confianza en que Erwin manejaría a sus amigos de manera oportuna.

A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now