Capítulo 38| El camino hacia la verdad

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La sonrisa de Hange fue reemplazada con un mohín de fingida serenidad cuando recibimos una visita inesperada

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La sonrisa de Hange fue reemplazada con un mohín de fingida serenidad cuando recibimos una visita inesperada.

Tratándose de cualquier otra persona, me habría parecido una forma poco sutil de entrometerse en mis asuntos, una por la cual hubiese protestado sin detenerme a meditar en las consecuencias. Pero había contadas excepciones, y estaba frente a una de ellas.

—Veo que ya despertaste —me dijo la entrenadora con su típico tono formal—. ¿Cómo te sientes?

—Bien, gracias —contesté de inmediato. Aquella era la respuesta que se nos enseñaba a emitir como mero formalismo, ya que casi nadie sabía cómo reaccionar cuando era distinta—. Ummm... ¿cree que pueda retirarme?

Su presencia impuso respeto, y a la vez me advirtió que no se había acercado con intenciones puramente afables. Eso se notaba en el silencio incómodo que se instaló en el pequeño recinto durante unos segundos, en los que me dio la impresión de que me sometía a un análisis, como si buscase una falla.

—No quiero arruinar el espíritu festivo, Kiomy, pero tú y yo tenemos que conversar. —Miró de reojo a mis amigos, quienes captaron la indirecta.

Sin demora, Levi le dio un codazo a Hange, quien se había mantenido en estado de congelación. Ambos desaparecieron, procurando cerrar la puerta.

El ambiente animado terminó desmoronándose, como si el peso de la consciencia recayera sobre nuestros hombros al mismo tiempo que pretendíamos huir de ella.

—¿Está todo bien? —inquirí con evidente suspicacia.

Cruzó los brazos a la altura del abdomen y me observó con escepticismo, aunque en seguida relajó el semblante, e incluso tuvo la ocasión de dedicarme una sonrisa que me pareció fuera de lugar.

Comencé a tragar saliva involuntariamente, a experimentar un hueco en el pecho, esta combinación entre incertidumbre y molestia, así como a pensar en los motivos que la habían llevado a citarme. Solo que no se me ocurría ninguno, al menos no que tuviera el estatus de "reciente".

—Te espero mañana a primera hora en mi oficina. 

 

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A FOUR LETTER NAME© [VOL. 1]Where stories live. Discover now