VI. El Taxi.

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Advertencia de contenido: Este capítulo contiene referencias sobre lidiar con el dolor y un trauma, así que manténganse atentos.



Las cosas entre él y Chuuya habían sido un poco incómodas en un principio cuando se encontraban después de aquello, pero con el tiempo, comenzaron a tornarse como normalmente eran.

"Chuuya" dijo Dazai bostezando, mientras se tallaba los ojos. "Relájate."

"Es fácil para ti decirlo."

Los exámenes eran el día siguiente, por lo que la mamá de Chuuya dejaría que Dazai pasara la noche con ellos, preocupada porque el adolescente tomara el tren de vuelta a casa tan tarde, y ahora, el castaño se estiraba sobre el futón que estaba en el suelo. 

Se encontraba usando unos pantalones deportivos de Oda, que habían tomado prestados de la habitación de Kouyou. Un préstamo del que los padres definitivamente no debían enterarse, así que Dazai fingió que los traía con él.

"Estudiaste tanto como yo, Chuuya, lo harás genial."

"Suenas tan seguro." Respondió el otro gruñendo.

Dazai sonrió. "Bueno, soy un tutor fantástico."

"Sí..." dijo Chuuya mientras se apoyaba sobre sus codos, mirando a Dazai desde su cama. "Realmente debería agradecértelo pronto, pero—"

El castaño le restó importancia con la mano. "Agradéceme cuando tengas lo resultados, chibi, ahora duérmete."

"..." Chuuya sonrió y apagó la luz. "Buenas noches, Dazai."

El mayor no durmió tanto como le hubiera gustado, pues se encontraba muy concentrado en la respiración de Chuuya, la manera en que se extendía en su cama mientras dormía. Que el pelirrojo fuera la última cosa que viera al final del día no era malo en lo absoluto.

Después de eso, los exámenes pasaron como si nada.

Dazai caminó fuera de la sala de exámenes, acomodando su bufanda más cerca de su rostro. Ya era diciembre, y honestamente, eso lo hacía más fácil para él. Menos vendas. 

Parte de él deseaba que la sede del examen de Chuuya no estuviera del otro lado de la ciudad, pero no podía hacerse nada.

"¡Hey!" Dazai miro hacia enfrente, y... todo el equipo de beisbol se encontraba esperando en las escaleras, incluso Edogawa-sensei.

"¿Qué están haciendo aquí, chicos...?"

"Serás el primer estudiante de Keio en ser aceptado en las dos universidades top de Japón." Dijo Ranpo sonriendo. "Vamos a celebrar."

Dazai abrió su boca para refutar, pero Kunikida, primera base y capitán del equipo, lo arrastró apretándole el cuello, y llevándolo hacia abajo. "Nada de quejas, ¿lo entiendes? ¡¿Tienes idea de lo difícil que fue contactar a todos durante las vacaciones de invierno?!"

Lo sabía, y hacía que su corazón hiciera la cosa extraña que se supone que hace que sienta que se saldría de su pecho.

La cena fue ruidosa, llena de gritos, risas, y un Atsushi tratando de llevar la cuenta de lo que ordeno cada uno para volver y pararse en el mostrador.

Oda le dio un codazo en el brazo, acercándose para susurrarle al oído. "Oye, Osamu"

"¿Hmm?" respondió, mordiendo el sorbete de su bebida inconscientemente.

"Tu madre estaría realmente orgullosa de ti."

Eso era lo que Dazai necesitaba escuchar, lo que había necesitado hace meses, pero ahora, lo golpeaba como un saco de ladrillos. "Yo... gracias, Oda... Lo sé."

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