VII. Listo o no

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ADVERTENCIADE CONTENIDO DEL CAPÍTULO: En este capítulo se hace mención a una presión malsana, lo que podría incomodar desencadenar algo en cualquiera que haya estado en una relación tóxica.



Las cosas fueron diferentes después de esa noche, pero eran diferentes de buena manera.

De pronto, Dazai paso de estar solo la mayoría de las noches a hablar con Chuuya hasta quedarse dormido, o incluso quedarse en la casa del otro los viernes. Seguían estudiado juntos, pero ahora eran mucho más cercanos, tanto que podían hablar de cualquier cosa. Incluso de las cosas de las que Dazai no quería hablar.

"¿Dazai...?" Chuuya frunció el ceño, descansando la barbilla sobre su mano mientras se recostaba en el kotatsu. "Tú tuviste una novia antes de que nos conociéramos, ¿verdad?"

El castaño se congelo un momento, así como el lápiz que sostenía, y luego miró a Chuuya, levantando una ceja. "...La tuve. Rompimos a principios de Agosto." 

Bueno, ella lo botó.

Chuuya tomó un gran respiro antes de preguntar. "¿Alguna vez ustedes dos...?" La manera en que evitaba mirarlo, el tono rojizo que se asomaba desde su cuello en la parte de atrás... eso le decía a Dazai todo lo que necesitaba saber para entender su pregunta.

Dazai se inclino hacia atrás para tener una mejor vista del más bajito. "Unas cuantas veces." En realidad, fueron más que unas cuantas. "¿Por qué?"

"Yuan..." Chuuya se aclaró la garganta. "Su cumpleaños es en un par de semanas, y ella quiere, um..."

Oh.

Dazai no podía decir si sentía náuseas, o era que sentía como si lo estuvieran triturando. "¿Y tú nunca...?"

"No." Chuuya sacudió su cabeza rápidamente, jugando con sus dedos nerviosamente. "Yuan es la única chica con la que he salido." Murmuró, mordiendo su labio. "Y sus padres estarán fuera de la ciudad, así que dice que podríamos dar el siguiente paso, pero yo..."

El chico de vendas desearía lanzarse a sí mismo al sol, pero en nombre de la amistad, le responde. "¿Tu qué?"

"No creo que..." el pelirrojo resopla, dejando caer su cabeza en sus manos nuevamente. "No creo que este listo."

Oh. 

Oh, gracias a Dios. 

Dazai se muerde la mejilla por dentro para evitar soltar un gran suspiro de alivio. "¿Y ya se lo dijiste?"

"Algo así."

Dazai parpadea. "Entonces no entiendo cuál es el problema."

Chuuya luce miserable.

"Yo— ella actúa como si yo fuera el que debería intentar aprovechar cualquier oportunidad o algo así— como todos los adolescentes que están ansiosos por hacerlo, y, quiero decir..." el pelirrojo gira su rostro para evitar su mirada. "Entiendo que tal vez no soy muy normal, así que—"

"Chuuya." le llama el otro, frunciendo el ceño. "No hay nada malo contigo."

Chuuya le mira, ligeramente aliviado. "¿Te sentiste de esta manera, antes de que lo hicieras con tu novia?"

Sasaki definitivamente no fue su primera vez, pero ese no era el punto. "No, yo—" estaba ansioso por hacerlo, justo como había dicho Yuan, "estaba listo. Pero está bien si tu no lo estás."

Chuuya gime, dejando caer su cabeza en la mesa. "Soy un rarito."

El castaño niega con la cabeza. "No, tengo amigos que han pasado por eso también. No es raro, sólo es diferente."

"Eso es lo mismo."

"No lo es, Chuuya."

"¡Dijo la persona que es jodidamente normal!"

"Es la primera vez que dices que soy normal." Resopla Dazai.

"Bueno, felicidades, Dazai. Es justamente esa parte de tu cuerpo la que funciona como la de un adolescente normal."

Eso hace que Dazai haga una pausa. "¿Qué quieres decir?"

Chuuya se cubre el rostro con las manos. "Sólo— no lo sé—"

"¿Alguna vez Yuan y tú hicieron algo?" Chuuya le da una mirada, y Dazai sacude sus manos en señal de paz. "Está si no lo hicieron, pero estoy tratando de entenderte."

"Lo hicimos." Murmura, mirando a lo lejos.

"¿Qué hicieron?"

"¡Cosas, Dazai—!" Chuuya está completamente rojo.

"¡No sé qué quieres decir con 'cosas'!"

"Bueno—" Chuuya evita su mirada, jugando con sus dedos. "Nosotros— ella me masturbó una vez, y yo se lo devolví." Devolverlo. Muy romántico. "Y fue—" el pelirrojo pareciera querer meterse debajo del kotatsu y morir. "—estresante."

Estresante. Dazai puede pensar en un montón de palabras para describir la primera vez que una chica lo masturbó, y estresante no es una de ellas. Pero si estuviera saliendo con Yuan, podría ser el caso, pues esa chiquilla era un demonio con cuernos, cola y todo eso. "Algunas personas se ponen más nerviosas que otras."

Chuuya asiente, abrazándose a sí mismo. "Siempre me pongo nervioso cuando se trata de... esas cosas. Es raro. Normalmente no soy de esa forma, esas cosas—"

"Pasan naturalmente," asiente el castaño. "lo sé. Mira— no vas a disfrutarlo a menos que estés listo."

El pelirrojo golpetea la mesa con sus dedos. "Y si decido que lo estoy—" Oh no. "¿Qué debería hacer para que sea bueno?"

El mayor no quiere ser parte de esto. La sola idea lo hace volverse loco. "¿Me estas pidiendo un consejo?"

"Tal vez..."

Dazai quiere decirle que no, demonios, no a la conversación entera, pero Chuuya luce jodidamente vulnerable, y Dazai no sabe qué hacer... Suspira rindiéndose. "¿Cómo hacerlo bueno para ella o para ti?"

"¿...Para ambos?" En verdad, en verdad, desearía estar en cualquier lugar excepto ahí.

El castaño le da un consejo bastante corto pero conciso, y Chuuya lo escucha, aunque mirándose bastante fastidiado.

"¿Chuuya?" se detiene en su camino hacia la puerta, mirando a su amigo.

"¿Qué?"

"Si no estas listo, no lo hagas."

"Dazai—"

"Prométemelo."

Chuuya desvía la mirada, asintiendo. "Lo prometo." Aunque no se siente correcto. De hecho, se siente como algo equivocado.

Dazai no duerme esa noche. Mira hacia el techo mientras se come las galletas de su tío, quien siempre las guarda en el fondo de la alacena como si no fuese a encontrarlas ahí. Gira varias veces en la cama, se acomoda de un lado y de otro, mira el contacto de Chuuya y muchas veces está a punto de presionar "llamar", pero no lo hace.

Y debajo de toda esa preocupación están los celos. Una miserable, horrible y egoísta envidia, además de que odia que Chuuya se esté presionando de esa forma. Porque no lo estaría haciendo si no le importara Yuan. Dazai lleva conociéndolo por algunos meses, y Chuuya nunca se deja presionar por nada. Pero cuando se trata de alguien quien le importa, quiere hacerlos felices, y se preocupa por ellos más que por él mismo.

Dazai se da cuenta, con un terrible dolor en el pecho, que Chuuya probablemente lo hará. Si importar si quiere hacerlo o no.

Se mantienen enviándose mensajes por el resto de la semana, y el asunto no salta nuevamente, pero el viernes por la noche, todo se vuelve...

Silencioso.

Por veinte horas.

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