36. Nido vacío.

1.2K 115 116
                                    

"¿Sabes? Cuando dijiste que ibas a hacer algo cursi para mi cumpleaños," Dazai no puede dejar de sonreír. "de verdad creí que solo iba a ser una tarjeta de regalo o algo así."

"Eres un idiota."

"¿Incluso en mi cumpleaños?"

Chuuya gime. "Sobre todo en tu cumpleaños."

Dazai no trata de quitarse la venda de los ojos, y encuentra lindo lo concentrado que esta Chuuya en guiarlo, asegurándose de que no se tropiece con nada. "¿Iremos a Disneyland?"

"Son las nueve p.m., ¿por qué iríamos allá?"

"¡Colarse después de la hora de cierre es bastante cursi!"

"Bueno, no, Dazai," el pelirrojo rueda los ojos, manteniendo las manos en los codos del castaño, "no voy a romper la ley por tu cumpleaños."

El mayor hace un puchero. "Eso es cruel— hubiera sido bastante sexy—"

Chuuya pone los ojos en blanco nuevamente. "No importa qué haga, tu ya piensas que soy sexy."

"Cierto." concuerda sin vergüenza alguna Dazai, "y de verdad quiero verte usando orejas." admite mientras encoge los hombros.

El ojiazul rueda los ojos de nuevo. Podría decir 'Tienes suerte de que te ame,' pero su novio respondería '¡Sí que la tengo!' y de verdad, intenta concentrarse.

Se detienen en la banqueta finalmente, y Chuuya toma un respiro profundo. "Okay, antes de que digas algo, necesitas prometerme que me dirás si te asustas, ¿bien?"

Dazai se gira en la dirección de la voz del pelirrojo, y esta endemoniadamente adorable cuando levanta una ceja con los ojos vendados. "¿Es un tigre...?"

"No," suspira el menos, negando con la cabeza— aunque pensándolo bien, en el caso de Dazai, probablemente un tigre le asustaría menos. "pero necesito que me lo prometas."

Y Chuuya suena serio, así que Dazai le da una respuesta seria. "Lo prometo, te diré si me asusto."

"Gracias."

Chuuya se para de puntillas, alcanzando el nudo para deshacer la venda, y cuando lo hace, el castaño aprovecha la oportunidad para envolver su brazos alrededor de su cintura y besarlo.

"¡Mmph—! Dazai, estoy tratando de—"

"Lo siento, lo siento—" la venda finalmente cae, y el castaño parpadea, acostumbrándose a la luz de las lámparas de la calle, tratando de ver qué hay detrás de Chuuya con curiosidad, y luce bastante confundido. "¿Me compraste... un auto?" el pelirrojo abre la boca para explicarle, pero— "Sabes que no puedo manejar, ¿verdad?"

"No te compre un auto, es mío."

El mayor se queda boquiabierto. "¿Compraste un auto?"

Chuuya asiente cuidadosamente. "Mori pensó que sería una buena idea, y tenía un poco de dinero sobrante del acuerdo."

"¿Cuándo aprendiste a manejar?"

"Oda me enseñó— pero ese no es el punto." el menor se muerde el labio. "No hay una línea de tren para donde iremos y tú odias los ubers—"

"Porque, ¿sabes cómo suena estar encerrado en el asiento trasero de un extraño?"

"Como una historia de terror." termina Chuuya por él con un suspiro, porque han tenido esa conversación antes. "Pensé que podría manejar hasta allá. Si es que te sientes cómodo con eso."

What's your name?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora