43. Por los Perros Callejeros

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Para Dazai, es difícil ir a su primer día de trabajo cuando Chuuya se encuentra sin playera sentado en la mesa de la cocina mientras lee uno de sus libros de la escuela, pero cuando el pelirrojo anuda su corbata y le da un beso de despedida mientras lo acompaña a la puerta, junta las fuerzas para hacerlo.

El taxi lo deja frente a la oficina al mismo tiempo que un auto lujoso de color negro, del cual sale Francis, en un traje lo suficientemente costoso como para tener su propia casa vacacional en Bora Bora. 

"Dazai— me alegro que lo consiguieras, déjame darte el recorrido de bienvenida." le dice mientras camina hacia el edificio, haciéndole señas al muchacho para que lo siga.

"Te preparé un espacio para los siguientes seis meses— pero tienes el permiso de buscar otra cosa en caso de que creas que es muy pequeño." le explica, empujando la puerta para abrirla.

Es el piso completo de un rascacielos del centro, y el castaño no puede imaginarse consiguiendo algo más grande, pero asiente.

"Tus amigos ya se han instalado en la sala de electrónica— yo tomaré el espacio de la oficina de atrás cuando venga, y aquí—" Francis señala la oficina de la esquina, que se encuentra en el lugar más alejado del lugar. "es donde pensé que podrías instalarte."

Le toma un minuto recuperar la compostura. Las paredes están hechas de cristal, dando vista a la bahía— y tiene que admitir que la vista es increíble.

"Pensé que quizá podría hacer que los clientes se relajen un poco cuando los visiten," comenta el rubio. "conmoción y asombro, ¿sabes?"

"Sí..." concuerda Dazai lentamente. "Es efectivo."

"Me alegra que pienses eso," responde Francis sonriendo brillantemente, "y, solo porque me agradas, te prestaré a mi mejor chica para ayudarte a acomodarte."

El castaño levanta una ceja. "¿Tu mejor...?"

Francis gira la cabeza en dirección a la puerta, "Louisa, ¡estamos listos!"

"¡Voy, señor Francis!"

Una chica con mirada ligeramente tímida, de cabello castaño y ondulado, con una blusa blanca y falda de tubo larga entra, acomodándose los lentes nerviosamente. "Ella es Louisa May Alcott,"señala Francis orgulloso, dándole palmaditas a la chica en los hombros mientras ella se encoge. "ella es una de las mejores contadoras con las que he trabajado, y una asistente administrativa del demonio, a partir de ahora, ella lleva las riendas de tu vida."

La mujer se acomoda la blusa tímidamente. "Yo no diría eso..."

La chica parece sorprendida cuando Dazai le ofrece la mano con una sonrisa encantadora. "Estoy esperando trabajar contigo."

Y Francis no estaba bromeando. Louisa es muy educada, se podría decir que modesta, incluso, pero planea cada cosa hasta el último detalle, yendo tan lejos como para conseguir trajes hechos a medida para él, y un auto que lo lleve y traiga al trabajo.

Las cosas comienzan lento, invirtiendo en hardware y reclutando personal. Llenan una habitación entera con PCs masivas, y usualmente se puede encontrar a Katai durmiendo ahí, durmiendo en su futón (adorablemente llamado Michiko), silenciado bajo el zumbido de las máquinas.

Y se las arregla para contratar otro líder de negocios, Mark. Él es un poquito más llamativo, nunca abotonando su camisa hasta arriba, hablando constantemente sobre cosas triviales con los clientes—pero es bueno en su trabajo, y Dazai esta dispuesto a pasar por alto eso.



Chuuya pasa el resto del verano estudiando inglés. Su inglés era decente cuando terminó la preparatoria pero en realidad, no ha seguido practicándolo desde entonces. Ha refrescado su memoria para cuando el semestre comienza, pero aún no lo domina a la perfección, así que lo emparejan con una chica de primer año de su sección que resulta ser bastante fluente.

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