XXI. Baki

1.4K 163 119
                                    


Octubre no es tan malo. Chuuya pasa la mayor parte del mes preparándose para las preliminares regionales de judo y estudiando para sus verdaderos exámenes de ingreso. La mayoría de los días son bastante buenos.

Y otros...

Son bastante malos.

Está lloviendo fuerte, ha estado lloviznando todo el día, y Chuuya no trajo un paraguas, que es lo que lo tiene sumergido en una tienda de conveniencia tratando de encontrar uno para comprar antes de la escuela. Está temblando y goteando de pies a cabeza mientras camina por las estanterías cuando suena su teléfono.

Chuuya lo agarra sin mirar, apartando su flequillo mojado de los ojos: "Mira, Mori, te lo prometo, lo dejaste en el cuarto de lavado...".

"¿Chuuya?"

Se queda quieto, su billetera casi se le cae de la mano por la sorpresa. "...¿Mamá?" No ha escuchado su voz desde... antes.

"Respondiste", parece aliviada. "Cariño, llevo intentando localizarte por—dios, no sé cuánto tiempopero no me dicen dónde estás y te has cambiado de colegio".

Chuuya se esfuerza por mantener la voz uniforme: "¿Por qué quieres saber dónde estoy?".

"Chuuya" suena tan triste, como si Chuuya la hubiera abofeteado, "Porque soy tu madre. Tu hermana ni siquiera responde a mis llamadas"

"Yo no le dije que hiciera eso", responde poniéndose a la defensiva.

"No, por supuesto que no lo hiciste—pero he estado sola en esta casa—" El estómago de Chuuya se retuerce de culpa. "—Durante meses, y odio haberlos perdido a ustedes dos también, y solosolo quiero arreglar esto"

Escucha su llanto—y no cede ante él, es una de las cosas más difíciles que Chuuya ha hecho nunca. "Mamá, no perdiste a papá, él casi me mata". Chuuya nunca había dicho esa parte en voz alta.

"Yo no—" su madre suena agotada y confundida, "Chuuya, él no pudo haber querido hacer eso—él solo—no sé cómo explicarlo, él solo se perdió, yo—"

"Pero no lo hizo". Chuuya no piensa en esa noche a menudo. A veces, el terapeuta al que Mori lo arrastra los martes trata de hacerlo recordar para ayudar a superar el trauma. Chuuya no ha logrado pasar una sesión sin rogar que se detenga. "Él sabía exactamente lo que estaba haciendo, ¿de acuerdo?" Chuuya murmura: "Tú no estabas allí".

"...Tienes razón", la voz de su madre se quiebra en un sollozo. "Y lo siento, Chuuya, lo siento mucho, mucho—"

"¿Lo vas a dejar?" La voz de Chuuya es calmada, no se altera, pero el tiempo que tarda en contestar su madre le duele tanto que no puede respirar.

"Es complicado—"

"Excepto que realmente no lo es". Brama Chuuya. "Dejaste al padre de Ane-san porque quería mudarse a Francia. Esto parece algo mucho más grande—"

"Lo es, y me voy a ir, solo que no puedo hacerlo ahora mismo—"

"¡¿Por qué no?!"

"Sus abogados—dicen que lo hará verse peor—dicen que podría afectar su juicio. Y—hemos estado casados durante casi veinte años, Chuuya, se lo debo—"

"¡¿Qué?!" Chuuya no sabe exactamente cuándo empezaron las lágrimas de rabia, pero no paran. "He sido tu hijo toda tu vida¡¿Qué me debes a mí?!"

What's your name?Where stories live. Discover now