"Pregunté, ¿cuál es tu nombre?"
Dazai dirigió su atención a Chuuya quien le miraba, y repentinamente su boca se sintió como si fuese una lija.
Jesús. ¡¿Quién tiene ojos como esos?!
"Ozai-"
"¿Huh?"
"Dazoo-"
"Lo siento, ¿qué?"
"Dazai Osamu."
A veces...
Octubre se convierte en Noviembre, y por primera vez desde que se mudaron, Chuuya no tiene que pasar la temporada de festividades ahogado en exámenes. Como alguien de tercer año, se dedica a hacer trabajos de investigación en vez de exámenes, lo cual no requiere encerrarse en la biblioteca, solo regresando a casa por comida y a dormir.
Lo cual significa que, el fin de semana antes de Acción de Gracias, Dazai es capaz de hacerle una propuesta un poco inusual.
"¿Tienes algún plan para el fin de semana?"
"¿Algo más que arrojar mi laptop por la bahía? No realmente."
"¿Crees que podrías tomarte el sábado?"
Chuuya se gira para mirar al castaño, quien esta bebiendo café de la mañana inocentemente mientras esta a punto de salir por la puerta. "Sí— probablemente, ¿por?"
"Simplemente pensé que sería lindo pasar el día juntos." responde el castaño encogiéndose de hombros mientras toma otro sorbo. "Aún me gusta sorprenderte cuando tengo la oportunidad." dice subiendo y bajando las cejas."Eso ayuda a mantener vivo el romance."
El pelirrojo resopla, atándose el pelo. "Algo me dice que jamás lo dejarás morir."
Dazai sonríe mientras bebe su café. "Ese es el plan."
Chuuya no piensa en ello al principio. A Dazai le gusta llevarlo a pequeño s viajes de vez en cuando para sorprenderlo cuando puede. El año pasado, para el cumpleaños del pelirrojo, lo sorprendió con un viaje a Nueva York de último minuto. Y hubo otra vez en que el castaño lo llevo a Hawái. No por alguna razón en particular, simplemente porque quiso.
Así que cuando llega el sábado y Dazai no lo arrastra al aeropuerto, está sorprendido.
El castaño lanza una bolsa de lona con las cosas de ambos y se dirige al asiento del conductor.
Comenzó a aprender a manejar cuando se mudaron— principalmente porque ahí era más una necesidad— y fue un proceso lento y estresante. Puede hacerlo, pero nunca lo hace voluntariamente.
"¿Estas seguro que no quieres que yo—?" comienza el pelirrojo, pero el otro le corta negando con la cabeza.
"Lo tengo." dice girando las llaves en el contacto mientras su novio sube en el asiento del copiloto. "Incluso si solo te hago seguir el GPS, podrías fisgonear un poco."
Chuuya levanta una ceja, poniéndose el cinturón. "Si estas tan empeñado en sorprenderme, me extraña que no hayas contratado un chofer para hoy."
El castaño se encoge de hombros, y se estira la mano para entrelazar los dedos con los de su novio sobre la consola central. "Quería que fuéramos solo tú y yo."
El pelirrojo no puede explicar por qué eso hace que su pecho se sienta cálido, especialmente después de todas las cosas vergonzosas que hace Dazai regularmente, pero... su novio tiene una forma de hacerlo sentir la persona más importante en el mundo, incluso con comentarios casuales.
Chuuya aprieta sus dedos, mirando por la ventana. "Bueno— No me voy a quejar por eso."
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