XVII. Dolores de Crecimiento

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Chuuya permanece tres días en el hospital y Dazai también. Los médicos explican que es por precaución, para controlar la hinchazón.

Kouyou lo visita el segundo día. Dazai nunca la había visto llorar, pero ella llora abiertamente sobre la almohada de Chuuya, acurrucada en la cama junto a él. Su madre intenta visitarlo, pero Chuuya le dice a los médicos que la rechacen.

Chuuya es dado de alta con una evaluación final: tres costillas rotas, una conmoción cerebral, un esófago muy golpeado y una grave inflamación en las cuerdas vocales. Y varias otras contusiones por todas partes, pero en comparación, parecen menores.

"Necesitamos verlo dos veces al mes durante el resto de este año", explica uno de los médicos a Mori. "Para asegurarnos de que el daño no sea permanente".

Chuuya está bastante aliviado de que nunca haya sido un buen cantante de todos modos, de lo contrario las nuevas limitaciones de su rango vocal serían devastadoras.

"Por supuesto".

Dazai mantiene ambas manos sobre el pelirrojo durante todo el camino a casa. A Chuuya no le importa. Duerme en el suelo de la habitación de Chuuya durante casi una semana, porque el otro chico sigue tan golpeado que Dazai no quiere darse la vuelta en la cama y hacerle daño mientras duerme.

"Estoy realmente bien, sabes". Chuuya le habla en la oscuridad unas noches más tarde. "Puedes dormir aquí arriba"

"Nope"

"O puedes dormir en tu propia cama"

"Eso no va a pasar."

"No voy a desaparecer mientras duermo o algo así, Dazai".

Lógicamente, Dazai lo sabe.

Después de dos semanas más, está autorizado para regresar a la escuela.

La noche anterior, Chuuya llama a su puerta. "¿Dazai?"

Él mira hacia arriba, con el cabello todavía mojado por la ducha, tirando de su camisa. "¿Qué sucede?"

La voz del pelirrojo suena extrañamente tranquila a través de la puerta. "¿Me puedes ayudar con algo?"

"Claro" ¿Por qué Chuuya no había abierto la puerta todavía? "¿Vas a entrar?"

La puerta se abre y Chuuya sostiene un rollo de vendajes y parece inseguro. "Tengo que quitarme la gasa para mañana, pero no"

El corazón del castaño duele.

No quiero que la gente mire.

No quería que Chuuya tuviera que entenderlo nunca.

"Bueno", palmea su cama. "Soy un experto".

Chuuya se acerca, se sienta y le da la espalda a Dazai, y el chico más alto trata de mantener su tono ligero, como si todo estuviera bien, como si nada estuviera mal.

Con cuidado, tira de la cinta médica que rodea el cuello de Chuuya, retirando la gasa poco a poco, y la visión de lo que hay debajo hace que Dazai se sienta mal. Los enormes moretones, ahora cubiertos con nubes de color púrpura y verde, rodean el cuello de su novio.

Por un segundo, Dazai no se mueve. "¿Todavía" traga, su garganta repentinamente seca. "¿Todavía te duele?"

Chuuya niega con la cabeza. "Se ve mucho peor de lo que es". Lógicamente, Dazai sabe que ha pasado bastante tiempo para que baje la inflamación y que lo que está viendo son restos de vasos sanguíneos rotos.

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