Diario de un Gato Negro: Las desventuras de Vincent

Capítulo 44: Que la sangre sea derramada

No puedo ser ignorante como el resto de los humanos ineptos que han despreciado lo que mi madre les entregó: un planeta con recursos naturales renovables, donde todas las especies podían coexistir en paz, sin matar más de lo necesario y que los más capaces pudieran adaptarse a las condiciones adversas. 

Era un mundo ideal, un verdadero "Jardín del Edén" como esos creyentes en un profeta muerto en una cruz llamaban a un lugar verde, próspero y un verdadero paraíso. Pero esa era la verdadera Tierra y la expulsión de la humanidad de aquel sitio solamente fue una predicción de lo que pasaría más adelante. 

Lejos de los arrepentimientos, los seres humanos aprendieron a construir una civilización, sin embargo, no se respetaron entre sí y derramaron su propia sangre, intentaron imponer su raza y sus ideas por sobre otras y, sin estar conformes con ello, cuando se les necesitaba para frenar el desastre que han hecho solo observaron.

Es verdad. Hay personas que lo han dado todo para frenar los efectos nocivos del calentamiento global. No obstante, los esfuerzos han sido insuficientes y mediocres. Es imposible alinear a una raza dividida en una para hacer algo noble por el mundo en que todos habitamos. La codicia, la soberbia, la avaricia y la estupidez de los humanos ha superado cualquier expectativa.

Me reuní con el reino de Necrotia y el Limbo. Estaban felices de mi llegada y algo asombrados, pues no sabían de mi existencia. Mi madre ha ocultado varios secretos, pero estamos lejos de sentir enojo o rencor. Todos sabíamos que era por nuestro bien y que mi despertar era considerado como un cambio de tornas. 

Nada va a ser fácil y da igual cuánta sangre sea derramada en el proceso. Debemos restablecer el orden en un mundo que puede morir y necesita un respiro de una raza que no ha sido capaz de ser un aporte para los ecosistemas. Todos deberán ser eliminados, excepto aquellos que quieran ser parte de un nuevo mundo con reglas nuevas y así impedir los mismos errores. 

¡No volveremos a entregar el mundo a la humanidad!

Ra-Kimera