Parte V: Abismo

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La sociedad observa todo con una superficialidad que es inhumana y deja mucho que desear. Desconocen que todo lo que sube puede bajar. Todo pedestal de vidrio puede ser quebrado y nadie es intocable como para no caer en un abismo. Sólo las personas que han caído en él son capaces de contar su historia de vida. Son historias de sobrevivencia, porque la mente puede derribar los límites de la tristeza para llegar a la muerte. 

Las personas suicidas viven en un mundo alterno, debido a la depresión que padecen. Esos sentimientos nublan la razón y pocos son capaces de atinar para no ser atropellados por un automóvil, caer desde un edificio alto, lanzarse a un río torrentoso, quemarse a lo bonzo, ahorcarse en una viga de acero o ser pulverizado en las vías de un metro. Pero, ¿qué pasaría si no pudieras siquiera pensar en ello porque estás encerrado en el cuerpo de un gato negro? Por más que anheles la muerte, no lograrías conseguir ese objetivo y el abismo es aún más profundo. Algo que es imposible salir, más si lo has perdido todo y estás muerto en vida.

Vincent vivió encerrado bastante tiempo en la habitación. Celeste lo visitaba para darle de comer, pero él quería morir por inanición. No quería probar un bocado, porque no existe solución para la destrucción de las almas. Su familia había dejado de existir, la vida calmada en su casa que fue destruida por las llamas y el anhelo de vencer al falso Dios con una revolución que no logró sentar sus bases.

La Santa Muerte estaba enfurecida, pensaba que todo sería un fracaso más, sin notar que ella tiene sentimientos humanos, a pesar de ser tan implacable. Tener sentimientos es un acción humana, algo que Gea entregó a todo ser vivo creado por ella. Ese es el mayor regalo, a pesar que la tristeza invada la mente, la depresión enferme el cuerpo y la muerte nunca llegue.

Diario de un Gato Negro: Las desventuras de VincentOù les histoires vivent. Découvrez maintenant