Capítulo 5: Impotentia

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28 de Noviembre de 2014.

Londres, Inglaterra.

Una de las cosas que nunca he comprendido, ha sido la indiferencia de un porcentaje de la sociedad ante las injusticias que suceden a su alrededor.

¿Qué diablos piensan? ¿Que Dios puede hacer algo por una persona que está sufriendo, como si fuera una película con un guión ya definido? Odio a los humanos con toda mi alma, porque no son capaces de ayudar, actuando con frialdad y pecando por omisión.

Sé que estoy hablando como un gato, pero ya no puedo negar lo que soy. Estoy muy triste, en éste momento. No creo que tenga una frase para hacerte reír, porque lo que sucedió fue bastante serio y desconozco cómo mierda puedo actuar.

Mi ex esposa quería que su novio viviera con ella. Pero, todo cambió repentinamente. Su alegría se apagó de golpe y no puedo hacer mucho para consolarla, sólo observar y maullar para llamar su atención y estar cerca de ella.

Ese imbécil tomó el control de la casa, como si fuera de su propiedad toda la vida. Hoy, ella fue a trabajar y no pudo hacer nada de comida para ambos. Él se enojó y la golpeó en la cara, hasta dejarla con el rostro hinchado y la nariz ensangrentada.

La obligó a que no trabajara más, porque no era necesario. Le dijo que sólo debía limitarse a cuidar a nuestras hijas. Además, ese hijo de puta se atrevió a decir que eran una basura, porque no tenían sus genes.

Ese monstruo se llama Charles Wilson, un médico muy respetado de Londres. No extrañaría que fuera un ángel con sus colegas de trabajo. Cuando era un abogado penalista, tuve que defender a bastardos como él.

Los vecinos salieron al patio, pero no hicieron nada. Sólo escucharon los gritos y decidieron que no iban a tomar cartas en el asunto. Ahora, veo la mala clase que son los Miller. Todas las semanas, me saludaban con una sonrisa y me deseaban un buen día. Les tenía mucho cariño y creía que eran buenas personas. Me equivoqué.

Me dieron ganas de darle unas trompadas a ese monstruo, pero no puedo hacer nada. Si me da una patada, mis órganos quedarían aplastados en el interior de mi cuerpo. No puedo arriesgarme a algo así. Tengo mucho miedo a morir.

Nunca pensé que diría ésto. Tengo más de una razón para ser un gato negro, no sólo conocer las verdaderas causas de mi muerte. Debo contener a mi familia todo lo que pueda, porque soy su único consuelo.

Encontré un libro que estaba tirado en el suelo. Era mi favorito y me acerqué para verlo. Me sentí identificado con la palabra "impotentia". Me siento impotente e inútil y no tengo a casi nadie que me escuche, con excepción de la madre de los demonios. Creo que, gracias a mi odio, he llamado a alguien que me comprende todas las noches.

Diario de un Gato Negro: Las desventuras de VincentWhere stories live. Discover now